TW
0
MARGALIDA BONNÍN Sant Joan dio ayer inicio a la temporada de matances con la Festa des Botifarró. Unos 500 kilos de carne entre botifarrons, llangonissa, panceta y otros productos mallorquines fueron víctima de las brasas de los foguerons y hicieron las delicias de unos miles de personas.

La Festa des Botifarró se ha convertido en una cita imprescindible en el calendario de las ferias de otoño. Desde su inicio con la peña motorista en 1966, se ha consolidado al largo de los años con algunos cambios. Hoy son los comerciantes quienes se encargan de organizar la fiesta, preparar las mesas y enseñar a los turistas desconcertados como se torra un buen botifarró.

La Fira des Botifarró ha vuelto este año a sus orígenes, resucitando la Festa del Motor, que no se celebraba desde hace 12 años y que nació de su mano hace 42 años. Organizada por la peña motorista, consistió en una serie de pruebas con coches propios en un campo santjoaner.

Por segundo año consecutivo, la fiesta también incluyó una concentración de motos en la plaza de la Constitució. Después de lucir sus máquinas por las calles del pueblo, los más de 160 moteros participantes pudieron disfrutar de comida y bebida gratis. Sant Joan vivió ayer uno de sus días grandes, además de intensos.