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Ll. GARCIA/M. JOY Ayer por la tarde tuvo lugar en la carretera de sa Calobra un amplio despliegue de medios para conseguir desmontar el autocar que se cayó en un acantilado hace un año, y cuyo conductor y único pasajero falleció en el accidente. El vehículo maltrecho ha formado parte del paisaje durante más de un año debido a la falta de acuerdo entre la empresa transportista y el seguro, lo que ha supuesto un impacto visual y una mala imagen para los miles de visitantes que recibe cada año la cala, una de las más visitadas por los turistas, y en cuya carretera de acceso, a pesar de su trazado, tiene lugar relativamente pocos accidentes.

El vehículo tuvo que ser partido en tres trozos, ya que la grúa necesaria para sacarlo entero no podía trabajar en una carretera de las características de la de sa Calobra, además, al tener que sacar el último trozo, éste tuvo que romperse en unos cuantos más pequeños porque resultaba demasiado grande para la grúa que habían traído. Este hecho, unido a que tuvieron que esperar a que salieran los autocares de turistas, retrasó bastante la actuación.

Un problema aparte lo causó el hecho que la empresa transportista, a quien el Consell había encargado la señalización del corte de la carretera que debía empezar a las 16 horas, no instaló ningún cartel que avisara a los trabajadores y visitantes de la zona del corte de la carretera, por lo que el Ajuntament d'Escorca, al darse cuenta de esto tras recibir un simple comunicado del departamento de carreteras del Consell, tuvo que proceder a avisar a los turistas que se encontraban descansando en la cala. Los trabajos se prolongaron hasta entrada la noche.