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MARTA MEDRANO El furor por ser caparrot y bailar al son de Jo i un pastor y del pasodoble Linda Palma la víspera y el día de Sant Antoni crece año tras año en sa Pobla. Un reglamento, que el Ajuntament de sa Pobla ha tenido que modificar para fijar incluso quién lleva la figura de Groucho Marx, la más codiciada al tener un mayor protagonismo, evita polémicas y disputas y garantiza el relevo en las colles integradas por once personas y un maestro.

En esta edición han abandonado su sueño de cuatro años bailando los caparrots los pequeños Francisca Joan, Martina Payeras, Manolo Fernández, Miquel Bennassar, Pere Dupuy y Miquela Socies. Entre los caparrots grandes lo han dejado Jeroni Rian, de 23 años y Francisca Maria Mir, de 30 años.

Aunque a simple vista ser caparrot parece más un sueño de niños lo cierto es que cada vez son más quienes aspiran a bailar como adultos. De hecho este año se presentaron un total de 38 solicitudes para las únicas dos plazas de adultos que se renuevan en esta edición y 28 para las seis infantiles. El trabajo o la familia no suponen un impedimento cuando uno desea bailar ser caparrot, tenga la edad que tenga. «Soy trabajadora social y tuve que pedir un día libre para bailar el pasado 16 de enero pero había compañeras mías que tenían que cambiar turnos y pedir días libres para asistir incluso a los ensayos que llevamos a cabo semanalmente entre septiembre y enero», explica Francisca Maria Mir, que como colofón de sus cuatro años en la colla de adultos pudo lucir este año a Groucho.