Imagen de los terrenos en los que se hubiera ubicado el campo de golf y en los que han aparecido de momento 34 yacimientos arqueológicos.

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La finca de Son Real, situada en el término municipal de Santa Margalida, seguirá tal y como está. La Comisió Insular d'Ordenació del Territori del Consell de Mallorca ha denegado la declaración de interés general para la construcción de un campo de golf y un complejo hotelero en este paraje. Este dictamen cierra el paso a este proyecto y preserva los 34 yacimientos arqueológicos que han aparecido en la parcela. Los votos favorables de los seis conselleres de PSOE, UM y PSM y la abstención de los dos del PP decantaron una decisión, que «deja claro un cambio de actitud» en el Consell, a juicio de la responsable de ordenación del territorio, María Luisa Dubón, quien remarca que se trata de «una decisión política», aunque parta de una propuesta de los técnicos. Por su parte, la presidenta del organismo insular, Francina Armengol, cree que la paralización del campo de golf «salvaguarda los intereses de los mallorquines y protege un espacio de especial interés arqueológico y medioambiental».

El gran número de yacimientos que los investigadores han encontrado y la gran conservación de muchos de ellos, hace que el Consell no descarte que Son Real pueda convertirse en un conjunto arqueológico. Sin embargo, el estado de los trabajos de investigación aún no está suficientemente avanzado como para llegar a esa catalogación. Primero, falta una delimitación del área en la que se encuentran los restos; después, cada uno de los focos en los que aparezcan será declarada Bien de Interés Cultural. Son Real se ubica en una de las primeras zonas de Mallorca que fueron habitadas, de ahí la riqueza de los hallazgos.

La sociedad Golf Can Picafort había solicitado al Ajuntament de Santa Margalida licencia para poner en marcha un campo de golf de dieciocho hoyos y una dotación hotelera de 450 plazas en Son Real. En total, la infraestructura ocuparía una superficie de 825.000 metros cuadrados y hubiera supuesto la construcción de diecinueve edificios que hubiesen ocupado 30.315 metros cuadrados, a los que habría que sumar otros cuatro mil para piscinas. Hasta ahora, Son Real es una zona rústica. Cualquier petición para cambiar esta calificación tiene que justificar que tiene interés público .

La decisión del Consell de Mallorca cierra la puerta a cualquier modificación en ese suelo, por lo que el campo de golf no podrá salir adelante. El impacto ambiental de un complejo de esta magnitud ha sido, junto a los yacimientos arqueológicos, la clave del rechazo al proyecto.