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GLÒRIA JULIÀ Las distintas religiones que conviven hoy en día en muchos puntos del mundo se dieron cita ayer en la ermita de Sant Honorat, en la montaña de Randa. La celebración fue organizada por la Comunidad de Misioneros de los Sagrados Corazones del mismo santuario de Sant Honorat y empezó con la lectura de un texto de cada una de las religiones, que fue seguido de un breve silencio, cánticos y la presentación de un signo tradicional de cada creencia religiosa, en una muestra de respeto por todas las culturas.


Seguidamente, los diferentes representantes sembraron un olivo como signo de paz y cada uno efectuó su propia bendición del monumento, según el rito de su propia teología. Después de un emotivo abrazo entre todos los participantes, la celebración concluyó con una fiesta conjunta con los parajes naturales de Randa como escenario.

Para Miquel Mascaró, miembro de la Comunidad de los Sagrados Corazones, la confluencia de todas las religiones de Occidente y Oriente es un paso muy importante para la paz: «Tenemos el gran deseo de proclamar la necesidad de humanizar el mundo, de la paz mundial y el progreso de todos los pueblos de la tierra».

Al acto, acudió una gran multitud de personas, seguidoras de las distintas religiones que se congregaron.