TW
0

Las reiteradas quejas vecinales y el hecho de que tanto las pituitarias del alcalde como las de todos los portavoces de la oposición hayan experimentado la insoportable pestilencia que provoca la putrefacción de los restos cárnicos utilizados para alimentar a estos gusanos, ha provocado que el experimento de utilizar 40 millones de lombrices rojas de California como elementos transformadores de despojos cárnicos procedentes de mataderos en abono natural se sitúe en el umbral del fracaso.

Según fuentes municipales, la granja del Camí de s'Aguila recibe más toneladas de restos cárnicos de los que las lombrices pueden devorar y convertir en abono. De esta manera, se acumulan «auténticas montañas de despojos animales, cuya descomposición a la espera de ser transformados provoca un hedor insoportable», apuntan las mismas fuentes.

El proyecto experimental preveía que cada mes llegasen a la granja unos 75.000 toneladas de despojos cárnicos procedentes de varios mataderos de la Isla que, tras un tras un tratamiento previo de fermentación combinado con residuos sólidos como el papel o el cartón, serían devorados por las lombrices y transformados así en abono. Estos seres, no sólo se comen la carne, sino también los esqueletos de los animales. No obstante, con la cantidad de carne que llega últimamente a la granja, parece ser que los bichos no dan abasto y los despojos se pudren en la despensa.