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Pasaban pocos minutos de las ocho de la tarde, media hora antes de la cita oficial de la convocatoria pública, cuando los vecinos de Sineu comenzaron a agolparse a la entrada del Teleclub ansiosos por escuchar de boca de su alcalde, Josep Oliver (PP), el relato del presunto desfalco de 507.663,53 euros de las arcas municipales, por parte de la funcionaria encargada de la recaudación de impuestos. A la entrada de la sala de actos todo eran habladurías. Antes incluso de que el alcalde confirmara haber abierto expediente a la funcionaria el nombre de la recaudadora corría de boca en boca.

Los comentarios se tornaron en silencio sepulcral cuando el alcalde Josep Oliver, entraba en la sala acompañado de su regidor de Hacienda Guillem Fuster (UM) y del secretario municipal, Dámaso Ibáñez, para dar una explicación de lo ocurrido a un público expectante que superaba las doscientas personas. El salón del Teleclub se quedó pequeño y eran muchos los que aguardaban en el exterior.

«Pido disculpas como alcalde por encontrarnos en esta situación. Entendemos que es debido a un exceso de confianza en una persona que nos ha traicionado a todos», comenzó el alcalde Oliver. «Aquí nos acompaña Dámaso, el nuevo secretario, que menos mal que le tenemos y que hace un buen trabajo», continuó el alcalde, y al acabar la frase el público rompió en aplausos. En esos momentos, tomó la palabra el regidor de Hacienda que repitió punto por punto el relato que minutos antes había hecho ante la prensa. La historia de cómo se descubrió el desfalco, la apertura de expediente a la funcionaria, la cantidad exacta defraudada... Una vez más silencio sepulcral y una última intervención del alcalde: «Es lo que tenemos y os lo mostramos para que lo sepáis. Si queréis podéis hacer las preguntas que queráis». El público no preguntó, se conformó con la confirmación de unos hechos que se anunciaban desde hace días. El acto se cerró con aplausos y el alcalde se despidió en privado: «Esta noche por primera vez en muchos días dormiré tranquilo».