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A. BASSA
Dos días después de decidirse en comisión que Josep Silva no cobraría dedicación exclusiva y que sería la alcaldesa la que finalmente tendría sueldo -aunque sólo a dedicación parcial-, el edil socialista registró ayer por la mañana en el Ajuntament d'Artà su dimisión «por motivos personales, profesionales y políticos». La decisión cogió a algunos por sorpresa mientras que otros anunciaron que ya se lo esperaban, pero más avanzada la legislatura. Lo cierto es que la noticia levantó suspicacias y algún que otro interrogante.

Pero Silva lo dejo muy claro. Su renuncia no tiene nada que ver con el cambio de sueldos. «Me voy para no hacer sombra a la alcaldesa y porque considero que he cumplido una etapa. Empieza un nuevo ciclo y la alcaldesa, Maria Francisca Servera, tiene que tener todo el protagonismo».

Hoy, a las 18 horas, hay pleno ordinario donde se debatirán las dedicaciones exclusivas y donde está previsto que Silva haga efectiva su renuncia después de 26 años en la política municipal. Será la número cuatro, Paula Ginard, la que entrará en su lugar. Esta legislatura, sin lugar a dudas, pasará a la historia como la de las dimisiones, la de las renuncias o de las crisis continuas.