Isidre Cañellas y Carlos Delgado se reunieron dos veces la semana pasada, pero sin llegar a acuerdos. Foto: MICHELS

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La batalla que se libró ayer en Santa Ponça no fue entre Partido Popular (PP) y Unió Mallorquina (UM). Los políticos cedieron el protagonismo a las tropas de cristianos y sarracenos, aunque bien podían haber sido ellos quienes realizasen la representación tal y como están las cosas. Ayer, a nivel político, reinó la tranquilidad. Ni populares ni nacionalistas de Calvià mantuvieron reuniones entre sí ni con los suyos. En Calvià, la situación se encuentra ahora mismo en punto muerto. El pacto no se ha roto oficialmente, pero ninguno de los dos está dispuesto a ceder.

El Partido Popular ya ha contestado a Unió Mallorquina que no está dispuesto a prescindir del voto del tránsfuga Joan Thomàs, con lo cual ni se ha planteado seguir negociando la redistribución de las áreas. UM, por su parte, considera un requisito indispensable consensuar todos los asuntos municipales y no depender del voto del tránsfuga. Así las cosas, entre PP y UM de Calvià no hay más que hablar. Las negociaciones están rotas. En esta situación, sólo la intervención de las cúpulas de los partidos pueden hacer retomar las conversaciones y reconducir el pacto, aunque sorprende la tranquilidad con que han reaccionado las direcciones de los partidos que todavía confían en que algo pueda cambiar en Calvià. Ayer, el president del Govern, Jaume Matas, centrado en el debate sobre la financiación sanitaria que se desarrolló en Madrid, prefirió no hacer declaraciones al respecto.

Por parte de la directiva del PP, aun se confía en que se retomen las conversaciones entre los partidos del pacto de Calvià la próxima semana, pero Carlos Delgado se mostró muy seguro el viernes al hacer público el acuerdo de la junta local del PP de no aceptar las exigencias de Unió Mallorquina. De hecho, la reunión entre el popular Carlos Delgado e Isidre Cañellas (UM) duró quince minutos porque ya no tenían más que hablar. Cañellas tras el encuentro amenazó con la ruptura del pacto en vistas de la situación que se ha creado. «Es muy complicado seguir en un equipo de gobierno para estar casi de mera comparsa». Así es, aunque siguiera manteniendo el pacto, su opinión no serviría de mucho si el PP cuenta con el voto del tránsfuga Thomàs, quien a pesar de estar fuera del gobierno sigue manteniendo el mismo despacho.