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EFE-PARÍS/J.M.
La marca de zapatos Carmina Albaladejo Shoemaker, con fábrica en Inca, abrió el pasado jueves en París su primera tienda fuera de España, con la perspectiva de proyectar su calzado artesanal a toda Europa y convertirse en una marca de primer nivel internacional. «París era nuestro examen, como más adelante lo será Londres, con un público selectivo que apreciará la excelente calidad de nuestro producto», explicó el fundador de la marca, José Albaladejo, en la apertura de la tienda en la avenida de la Opera de la capital francesa.

Miembro de una saga familiar dedicada al calzado artesanal desde 1889, fundó primero Yanko, un clásico entre las empresas españolas de calzado, y después, junto a su mujer y dos de sus hijos, Carmina Albaladejo Shoemaker, que actualmente cuenta con tiendas en siete ciudades de España, incluidas Inca y Palma. «En Yanko, una gran empresa con casi mil obreros, llegué a tener demasiados problemas, así que decidí volver al producto artesanal que hacía mi abuelo y convertirlo en el de mayor calidad del mercado», explicó. «Los precios son altos (entre 200 y 800 euros el par), pero es que nuestra calidad es superior: hacemos entre 150 y 160 pares de zapatos al día, con un 70 por ciento del trabajo realizado a mano».

La decisión de abrir una tienda en París «no es precipitada», pues «ya vendemos en el exterior a algunos clientes norteamericanos, japoneses y europeos» y además «éste es un gran momento porque nuestra competencia directa, el calzado inglés, atraviesa una mala racha». «Ellos no pueden fabricar sus zapatos en Inglaterra, sino que, para tener una mano de obra barata los hacen en China, Brasil y Taiwán. Todos los fabricantes lo hacen ya, es más, esos países ya han comenzado a exportar y en el 2001 vendieron 480 millones de pares de zapatos a Europa», dijo.

Se mostró «convencido de que en Mallorca, que lleva 130 ó 140 años de zapatos de calidad, la única supervivencia posible para el calzado son los fabricantes de alto nivel. Es nuestro futuro», concluyó.