Muro vivió ayer con gran animación la tercera y última jornada de
la Fira de Tardor, que tiene en su mercado artesanal y de época uno
de sus mayores atractivos.
El grupo de xeremiers fue el encargado de animar las calles
desde primera hora de la mañana, aunque fue ya cerca del mediodía
cuando el centro de Muro se llenó de gente y las paradas de los
mercados, el de artesanía y el semanal de frutas y verduras,
concentraron la curiosidad de los transeúntes.
El tiempo soleado ayudó a que el balance sobre la afluencia a la
feria fuera muy positivo, máxime si se compara esta convocatoria
con la del año pasado, cuando el temporal aguó la fiesta en
diversos municipios.
Además de las compras -desde miel, pastas, objetos realizados a
mano o antigüedades-, la feria se convirtió en un agradable paseo
en el que no faltaron los juegos para niños y un concierto de la
Escola de Música Tradicional del municipio.
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