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Los vecinos y los empresarios con negocios en la avenida Ramon de Montcada de Santa Ponça han expresado su «gran malestar» por el retraso que llevan las obras de embellecimiento de esta importantísima vía comercial. Entre el 80% y el 90% de las tiendas, bares y restaurantes están cerrados a causa de las molestias que causan las obras y la escasez de clientela.

Pese a que los afectados tienen asumido que cualquier actuación de mejora implica unas molestias temporales (ruidos, suciedad, polvo, reducción de los ingresos), ahora critican el enorme retraso en la actuación. Los pocos establecimientos que tienen abierto aseguran que respecto a la misma época de 2000, los ingresos se han reducido a la mitad.

Pero hay más quejas, por el tipo de baldosas que se colocan en las terrazas privadas de uso público, por la dirección única que se quiere imponer y por la composición de la Comisión de Seguimiento, a la que acusan de estar integrada sólo por personas elegidas desde el Ajuntament y sin consultar con los vecinos ni los empresarios. Otra queja habitual es que la reforma urbanística implica la desaparición de numerosas plazas de estacionamiento y que el único aparcamiento público está ocupado en buena parte por los vehículos y el material de la empresa de construcción que ejecuta las obras.

Desde el equipo de gobierno socialista se ha admitido que ha habido dificultades a la hora de realizar las obras y que «la suma de retrasos por pequeñas cosas ha provocado un retraso importante». El Ajuntament también dice que parte de las demoras se debe al intento de consensuar los acabados con los afectados, una especie de urbanismo a la carta. La empresa constructora, Aglomsa, dice que la estrechez de la calzada le impide avanzar a más velocidad, y confía tapar las zonas antes de Semana Santa.