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T.GARCIES «Si la Unión Europea no pone trabas a la importación masiva de la almendra americana lo tenemos mal». El gerente de la cooperativa del Camp Mallorquí, Joan Magro, lo tiene claro. «Si seguimos como hasta ahora, dice, serán siempre los americanos quienes nos marquen los precios». El gerente de la cooperativa que agrupa a buena parte de la producción de la almendra y algarroba mallorquina hace estas declaraciones una vez finalizada la última campaña de ventas que, dice, «no ha sido ni buena ni mala».

La campaña se inició con unos buenos precios porque la almendra procedente de América aterrizó tarde en los mercados y la cotización del dólar, moneda que marca los precios, estaba muy alta. No obstante, de las 400 pesetas que se cobraba por kilo de almendras al principio de la campaña se pasó a 380, porque, al final, la demanda bajó y el dólar también. El gerente de la cooperativa manifiesta que «en la actualidad, el sector de los frutos secos no es rentable económicamente».

Para ello, dice Magro, será necesaria, además de la «modernización del sector y la aglutinación de producciones, la colaboración de Bruselas para salvar el sector de los frutos secos, cuyo funcionamiento es importante aunque sólo sea para mantener el medio rural». En este sentido, Magro señala que «el payés europeo juega con desventaja porque no dispone de las importantes ayudas económicas que tienen los americanos» y se muestra preocupado por el escaso interés que suscita el sector entre los payeses más jóvenes.