TW
0
C.V./M.F. Casi un millar de hombres, mujeres y niños de la población de Campos se dirigieron una año más al oratorio de Sant Blai para celebrar la tradicional romería. El trayecto se inició a las nueve de la mañana. Muchos lo hicieron a pie, otros en bicicleta y algunos, para ser más originales, se desplazaron con el medio de transporte de moda: el patinete.

Una vez llegados al oratorio, los marxaires recibieron los aceites benditos de este santo de origen oriental y así poder estar preservados de cualquier enfermedad infecciosa durante todo el año. La llegada se celebró con un desfile de la banda de tambores y cornetas de Campos, que amenizó la fiesta. Sobre las 11 horas, se ofició la tradicional misa concelebrada que, a pesar del viento y del frío, se llevó a cabo al aire libre en lugar del interior del templo.

Finalizado el oficio, los peregrinos presentaron los típicos panecillos, el aceite de romero y el licor de murta para que fueran bendecidos. Algunas madres también portaron a sus bebés para que el sacerdote les diera su bendición. La romería finalizó con una gran paella.