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La iglesia de Santa Margalida está construída sobre terreno estable y los técnicos del Obispado han descartado que el origen de las grietas aparecidas en los paramentos del templo se encuentre en la inestabilidad del subsuelo.

Los arquitectos trabajarán a partir de ahora en la redacción de un proyecto de rehabilitación que pasará por cambiar las cubiertas del edificio y construir un nuevo sistema de de canalización de las aguas pluviales.

La humedad parece ser la causa de las deficiencias aparecidas en el templo. La mayoría de grietas han surgido en uno de los muros laterales, al que se accede desde las escalinatas.

El vicario episcopal de economía, Juan Servera, ha explicado que los arquitectos colocarán unos testigos en los orificios para comprobar durante un periodo mínimo de un año si existe un desplazamiento de los muros de la iglesia, antes de proceder a sellar las grietas. Juan Servera ha explicado que en principio el templo permanecerá abierto mientras se ejecuten las obras, ya que la mayor parte de las actuaciones se concentrarán en el exterior.