Los terrenos de la base militar de hidroaviones del Port de Pollença tienen una ubicación estratégica.

TW
0

Han pasado más de cincuenta años desde que los militares expropiaran los terrenos sobre los que se construyó la base de hidroaviones del Port de Pollença. Eran tiempos de guerra y cualquier precaución era mínima a la hora de defender la bahía. Ahora la base ha perdido su uso inicial y los vecinos miran en su mayoría con recelo unas instalaciones, cuyo acceso está restringido.

Una semana después de encontrar en el interior de la base una desaladora funcionando a pleno rendimiento, los nacionalistas de Pollença han anunciado su intención de reclamar la devolución de los terrenos al pueblo.

La mayor parte de los vecinos acoge la idea con entusiasmo, pero miran preocupados ese trozo de litoral libre de la especulación urbanística. «¿Para qué queremos que nos devuelvan los terrenos, para que los urbanicen?». En estos términos se expresaba ayer un vecino de la localidad, mientras su compañero de tertulia intentaba convencerle de que existen figuras de protección que garantizan la conservación de los espacios naturales.

En cualquier caso, surgen en Pollença las propuestas espontáneas de los vecinos, que defienden distintos usos para la base militar. La mayoría coincide en que sería necesario un espacio verde, especialmente en primera línea, aunque los hay que reclaman más viviendas de protección oficial. Alguno incluso apuntaba ayer la posibilidad de construir en la zona un puerto deportivo.

También hay voces que recuerdan que los terrenos sobre los que se construyó la base no eran municipales sino particulares y defienden que deberían ser aquellos propietarios los que decidan que futuro debe tener el solar. En cualquier caso, la base seguirá siendo por el momento militar.