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RAMON MOROTE El encuentro de gigantes pudo celebrarse ayer a pesar de la lluvia que cayó por la tarde sobre el pueblo. De hecho, la asistencia de público fue muy notable. El acto central de la fiesta fue el bautizo de los dos nuevos gigantes de Alaró, Cabrit y Bassa, los defensores del castillo que fueron quemados por orden del rey Alfonso II.

Estos gigantes tienen que convertirse, según tiene pensado el Ajuntament, en los embajadores festivos del pueblo fuera del municipio. Por este motivo, se han elegido dos personajes tan representativos e identificados con Alaró. La jornada festiva empezó por la tarde con el montaje y exposición en la plaza de la Vila de los otros 14 gigantes participantes: los de las colles de Inca, Sóller, Alcúdia, sa Pobla y Palma. Además, también participó la giganta Tomassa de Alaró. Pasadas las nueve y media de la noche fue cuando se presentaron los dos nuevos gigantes, acto que contó con la presencia de la vicepresidenta y consellera de Cultura del Consell Insular de Mallorca, Maria Antònia Vadell.

Los nuevos gigantes entraron en la plaza de la Vila al son de la Balanguera. Les esperaban los padrinos, los gigantes del rey Jaime I y de la reina Violant de Hungría. El rey pidió a Cabrit y a Bassa que así como sirvieron a su rey también sirvan a la «causa gigantera». Más tarde, los bautizados y los padrinos bailaron. Seguidamente la fiesta se desplazó momentáneamente desde la plaza de la Vila en un pasacalle por las calle Xalet, Plaça del Mercat y las calles Jaume Colom y Verge del Refugi, para terminar en el punto de partida con un baile conjunto de todos los gigantes.