El centro comercial Es Clot, víctima de las ratas y de actos de vandalismo

A lo largo de estos años de decadencia, el gamberrismo y la picaresca han convertido Es Clot en sombra de lo que fue. Nada queda ya. Incluso las baldosas y los adoquines han sido arrancados de paredes y columnas, con el fin quizá de reutilizarlas en un proyecto «más funcional». Cajas, papeles, bolsas, motocicletas, bicicletas y excrementos son hoy los inquilinos del viejo centro comercial. Las escaleras mecánicas permanecen enterradas bajo montañas de papel. Únicamente en una de las plantas, un supermercado y un restaurante comparten el espacio menos degradado.

Graffitis y pintadas comparten las paredes del centro en todas sus plantas. Puertas arrancadas, techos derruidos, cajas de madera y cartón acumuladas... Los sótanos de Es Clot se han convertido en un auténtico vertedero. No queda ningún cristal a salvo en Es Clot. Todo, incluso las bombillas, ha sido aparentemente «reciclado». Las tiendas vacías de cualquier objeto de valor son hoy almacenes de cartones en los que de vez en cuando encontramos un viejo perchero con ruedas.