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En una mesa redonda celebrada anteanoche en Vilafranca se debatió sobre la problemática de la inmigración magrebí en los pueblos de es Pla de Mallorca. Los participantes apostaron por la puesta en marcha, por parte de la Administración, de unos cursos de evaluación de catalán y de cultura popular mallorquina para inmigrantes. El objetivo primordial de esta medida es fomentar la integración del colectivo. Un dato a favor es que en algunos Estados europeos se ha desarrollado la experiencia con éxito.

El inmigrante que, una vez examinado, no haya aprendido el grado de integración exigido será invitado a abandonar el país. La mesa redonda fue organizada por la revista «Pou Viguet» de Vilafranca y por la televisión local. En el desarrollo del acto participaron el sacerdote Jaume Santandreu, el marroquí-vilafranquer Mohamed Yahyoui, el asistente social Miquel Àngel Maria, la directora del colegio de Vilafranca, Maria Estelrich; la directora general d'Educació, Catalina Bover y el que se define como «amigo de los magrebíes», Antoni Joan.

El debate se celebró en el teatro municipal y entre el público había un gran número de magrebíes. Todos los participantes estuvieron de acuerdo en los puntos básicos que se discutieron: la falta de integración y la pocas iniciativas de las Administraciones para ayudar a este colectivo a integrarse en la sociedad local. A propósito de este problema, Jaume Santandreu explicó la posibilidad de poner en marcha el llamado «modelo sueco» que, en muchas zonas de Europa se está aplicando con resultados satisfactorios. En este sentido, explicó que «el Estado subvenciona parte de la vivienda del inmigrante y pone a su alcance los cursos de lengua y cultura del país.

Después de un año se les hace un examen y si los evaluadores consideran que han conseguido un conocimiento de cultura básico y se pueden comunicar mediante la lengua del país, les tramitan los papeles. Si no, tienen que marcharse». También se puso sobre la mesa el tema de la xenofobia y el racismo que hay en los pueblos. Esto quedó ejemplificado en el hecho de que cuando sucede algo desagradable siempre se acusa a los magrebíes.