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El portavoz del grupo municipal de UM en el Ajuntament d'Andratx, Josep Bestard, aprovechó el debate sobre los presupuestos municipales del 2000 para reclamar al equipo de gobierno que aproveche estos años de bonanza económica para afrontar las obras de infraestructura básica en las urbanizaciones aún no recepcionadas por la Administración local. Y razones tiene de sobra para plantear esta espinosa situación.

Hace varios años que el Ajuntament tiene sobre la mesa la difícil papeleta de «normalizar» la situación en urbanizaciones promovidas décadas atrás pero que siguen en una situación legal pero a todas luces insostenible. Son numerosas las urbanizaciones de supuesto lujo que carecen de servicios básicos tan importantes como el suministro de agua potable (se abastecen a través de camiones cuba) o la red de alcantarillado (funcionan con fosas sépticas), con los consiguientes problemas de contaminación. En otros casos, los servicios del recinto se limitan a un penoso alumbrado público y calles con asfalto deteriorado y sin aceras.

La alcaldesa, Margalida Moner, admite que ése es uno de los retos del 2000 («es un tema prioritario») y que para este mes de enero piensa comenzar a trabajar. «Empezaremos con las urbanizaciones más pequeñas, que son las que darán menos problemas, y avanzaremos sobre experiencias anteriores», manifestó la batlessa.

En algunos casos, como es Puig de s'Espart, sobre el faro del Port d'Andratx, o en Porto Fornells, en Camp de Mar, parece que no habrá problemas porque una serie de administradores de fincas controlan prácticamente la totalidad de los inmuebles. Otras urbanizaciones, como Cala Llamp, «son más problemáticas, porque son muy grandes o están muy deterioradas».

Lo que sí tiene muy claro la alcaldesa de Andratx es que el municipio no debe aportar un dinero extra por dar unos servicios que corresponden a los urbanizadores o, en su falta, a los propietarios de los solares y viviendas.