La Beata se mostró impasible ante las tentaciones que una y otra vez le hicieron los «Dimonis Majors». Foto: PERE BOTA.

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El pueblo de Santa Margalida un año más se vistió de gala para celebrar el primer domingo de septiembre «la procesión más típica de Mallorca», La Beata.

Miles de personas procedentes de diferentes puntos de la Isla se alinearon a cada lado de las calles principales de la Vila para ver pasar las doce carrozas que escenifican la vida de Santa Catalina Thomàs. Por cierto, este año hubo una carroza nueva, la de la cocina de Son Gallart. Un grupo de vileros ha trabajado de lleno durante estas últimas semanas para poder tener a punto la reproducción de la cocina de la posesión donde vivió la Santa, como ya recordó la joven de veinte años que ayer noche encarnó a Sor Tomasseta, Catalina Moragues Tous.

Ésta no fue la única novedad de la noche. Las autoridades también cambiaron. No el alcalde Antoni del Olmo, pero sí los representantes del Ejecutivo autonómico, encabezados por el president del Govern, Francesc Antich, la presidenta del Consell Insular, Maria Antònia Munar y la delegada del Gobierno, Catalina Cirer. El ex president Jaume Matas también estuvo presente. En ediciones anteriores nunca se habían visto tantos flashes como en la procesión de ayer noche y es que más de dos vileros se inscribieron en la maratón fotográfica bajo una única temática, la procesión de La Beata, que organizó el Ajuntament de Santa Margalida. Aunque, eso sí, la gran mayoría de vileros prefirió vestirse de payés o payesa o bien ir montado sobre una carroza antes que fotografiar desde fuera la procesión y pasar así a formar parte del numeroso público.

La historia cuenta que el «dimoni» estaba rabioso de ver que Santa Catalina era tan complaciente con las gracias del cielo y, por eso, decidió declararle la guerra. Así, empezó a hacerle la vida imposible, a molestarla y perseguirla. Pero la Santa, lejos de alterarse, se mostró impasible como ocurrió en la procesión de ayer noche. A pesar de los nervios, Catalina Moragues Tous supo resistir perfectamente a las tentaciones de los «Dimonis Majors», Joan Bauzá y Jaume Fiol, y también a las del «dimoni» que los acompaña y ayuda a romper las «gerres», Jaume Fornés. Catalina no se inmutó cuando los demonios después de bailar ante ella le rompieron las «gerres» a sus pies.