Antoni del Olmo, Jaume Matas y Rosa Estaràs observan el momento de la bendición del nuevo centro cívico de Can Picafort. (FOTO: TOMEU GARCIES).

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La inauguración del centro cívico y de la tercera edad de Can Picafort estuvo rodeado de polémica. El presidente del Govern, Jaume Matas, sólo invitó a la presidenta de una de las dos asociaciones de personas mayores que existen en Can Picafort a cortar la cinta inaugural y a descubrir la placa conmemorativa del evento. Este hecho provocó que parte del público asistente criticase en voz alta la decisión del presidente. Sólo la presidenta de la Asociación de la Tercera Edad de Can Picafort, Antònia Salamanca, próxima al PP, fue invitada a realizar junto al president el acto protocolario.

Después, intervino el alcalde de Santa Margalida, Antoni del Olmo (PP), quien remarcó que el nuevo local debía ser «un punto de unión entre todos los habitantes de Can Picafort y que no tenía que servir como excusa para comenzar disputas inútiles». Tras las intervenciones del alcalde y de la consellera de Presidència, Rosa Estaràs, el president del Govern empezó su discurso diciendo que el nuevo local debía ser «para todos». En aquel momento, Magdalena Ripoll, presidenta de la asociación de personas mayores Verge de l'Assumpció interrumpió la intervención del presidente y recriminó en voz alta que en Can Picafort no había una «gran familia», y que las dos asociaciones de la tercera edad no se tenían que mezclar: «Ellos son ellos, y nosotros somos nosotros». Por su parte, el candidato a la Alcaldía y concejal por el PSOE, Miquel Cifre, manifestó que la decisión del presidente había sido «indignante y de juzgado de guardia», y se preguntó qué garantías de igualdad existirían en el futuro para hacer uso del nuevo local con los antecedentes ocurridos del día de su inauguración.

La construcción del centro cívico ha costado a las arcas municipales cerca de 100 millones de pesetas, y cuenta con una subvención del Govern balear de 32 millones de pesetas.