Los condes de Ayamans habitaron en la villa de Lloseta desde la conquista de Mallorca.

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El Ajuntament de Lloseta va a debatir esta noche un punto de la orden del día que propone al Govern la supresión total de la figura del alodio (alou), una antigua carga feudal sobre los bienes inmuebles, de la compilación del derecho civil balear.

El Ajuntament de Lloseta va a ser el pionero en Mallorca en pedir que se suprima esta carga feudal después de que el Govern haya acordado la creación de una comisión de expertos para el estudio de una posible reforma del derecho foral balear, que se sumaría a la ley reformadora de 1990 que «ya disparó -comenta el catedrático de Derecho civil Miguel Massot" certeros proyectiles contra el alodio».

La figura del alodio está contemplada en el título III del primer libro de la compilación del derecho foral, que es el que trata los derechos reales. El alodio es una carga económica, ahora fijada en el 1% en caso de que no haya pacto, que deben pagar los compradores de un inmueble que en tiempos remotos algún noble había dado en enfiteusis a un ciudadano, es decir, con un contrato de cesión que obligaba a pagar un canon cada vez que se efectuase una transmisión notarial.

A pesar del descenso del poder que poseía la nobleza en Mallorca, especialmente agudizado a principios de siglo (los condes de Ayamans partieron arruinados de Lloseta hacia Madrid en 1921), los derechos reales continuaron vigentes, y aún hoy son muchas las personas que examinan los libros registrales para comprobar si sobre los inmuebles cargados con el alodio se ha efectuado alguna transmisión, para poder así reclamar el 1% de la cantidad por la que se ha vendido el inmueble. Sin ir más lejos, el Ajuntament de Lloseta se ha visto obligado recientemente a pagar 30.000 pesetas más por una casa que le había costado tres millones y que tenía que derribar para poder completar la reforma de la Plaça dels Quatre Cantons. Su propietaria, Francisca Munar, le reclamó el pago del alodio.