La plaza durante una noche de los años 90'. | FAM

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La plaza Gomila y sus alrededores han sido testigo de las mejores fiestas durante las últimas cuatro décadas. Comenzó a ser el centro neurálgico de la farra en los años 60’ y hasta inicios de los 2000 concentró los locales más emblemáticos del ocio nocturno de Palma, como el mítico Tito’s, por donde pasaron artistas como Sandie Shaw, Sara Montiel, Josephine Baker o Petula Clark. De aquella época dorada queda poco ya, uno de sus últimos bastiones, el Tunnel, anunciaba hace poco su traspaso, dejando de ser - previsiblemente- un local de rock y heavy metal.

La zona, en decadencia de un tiempo a esta parte, ha comenzado su renacer de manera parcial gracias a la rehabilitación que ha impulsado el grupo Camper con su proyecto Gomila Center, que ha permitido la llegada de nuevos negocios como una floristería o una panadería. Este cambio de concepto y el paso de los años han hecho que Gomila se aleje de lo que era antaño.

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La coctelería Joe's y el bar Bellver reabiertos recientemente. P. BOTA

Elisabeth Laquiere, vecina y propietaria de una tienda de antigüedades en la Avinguda de Joan Miró, es una nostálgica de la vida pasada del barrio. De origen argelino, aterrizó con su familia en la Isla siendo adolescente. Casualmente sus caseros fueron los hermanos Vidal, Eduardo y Jaime, más conocidos como ‘Dito’ y ‘Mito’, quienes tenían una banda musical, ‘The Four Winds and Dito’. Rápidamente entabló amistad con ambos y se introdujo en el mundo de la noche de Gomila. Durante años Elisabeth frecuentó lugares como Toltec, renombrado posteriormente como Zhivago, donde tocaron grupos como ‘Los Fugitivos’, Lorenzo Santamaría o el internacional Eric Burdon, cuando aún cantaba con ‘The Animals’.

Elisabeth junto a 'Dito' y su amigo DJ Federico Pintó.

«Para mí, lo más importante que ha pasado por aquí es Jimi Hendrix. Yo no sabía quien era, un amigo me dijo que no me lo podía perder», dice entre risas. Y es que, el legendario guitarrista tocó por primera vez en España en un local de Gomila, en concreto en el Sargent Pepper’s el 15 de julio de 1968. «Fue impresionante, tres tíos completamente drogados, tocando ‘Wild Thing’ con efectos psicodélicos y al final de la actuación, Jimmy, se cargó el falso techo con la guitarra. Estábamos todos alucinados», recuerda Elisabeth. Otro lugar de culto durante décadas fue Barbarella, que estaba al lado de la gasolinera del Terreno y que estuvo abierto desde 1969 hasta la década de los 90’. «Un día hice novillos para ir a Barbarella como extra de una película que estaba grabando Raphael allí», asegura refiriéndose a ‘Balada triste de trompeta’.

Panfleto de la actuación de Jimi Hendrix en el Sgt. Pepper's.

Los maravillosos 80’

Mientras Elisabeth recuerda con mayor viveza los finales de los 60’ y la década de los 70’, cuando ‘lo más de lo más’ eran Rodeo y Rodeito, posteriormente conocido como Factory y actualmente un negocio de alquiler de trasteros y «la gente de bien» se dejaba ver en El Patio y el bar Mónaco; Juan Antonio Forés, conocido en Gomila como ‘Pinxo’ y creador de la Asociación Cutural MallorcaNochentera (ACMAN), puede describir a la perfección cómo era la plaza en los 80’.

La fachada de El Patio ahora. I. F. Landero

En esos tiempos la farándula se concentraba en ‘El callejón de la nube’, al lado de Tito’s, donde se encontraba el archiconocido bar Chotis y más tarde, en los 90’ El Barco. Cabe mencionar que en este último se estrenó el grupo musical Extremoduro. Otros garitos que reunían a la juventud eran La Moncloa, La Polilla y, de nuevo, Barbarella. «En la Moncloa sonaban Los Hombres G, Radio Futura o Alaska; luego se pasó a la música disco», dice Pinxo. «En el resto sonó entre 1983 y 1989 música de la nueva ola independiente, lo que era La Movida», aclara.

El bar Chotis en el 'Callejón de la nube'.

Los bares y los sitios de copas, donde escuchar la música del momento inundaban la plaza: La Bicoca, Blue Beat, Dylan, Terminal, Minims, París Texas, Primer piso, Tierra y Nagual, entre otros. De todos ellos, parece que sólo ha habido un sobreviviente: La Polilla, abierto desde 1970, que aunque haya conservado su estética poco queda de lo que fue. De ser el lugar de encuentro para cerrar noches maravillosas a convertirse en un sitio al que pocos quieren ir ya: «Es un antro, muy antro, a veces se acercan a la tienda y pienso ‘pff’», dice Mateo Miras, propietario de un negocio de productos africanos que se encuentra enfrente del bar y que antes era la casi centenaria peluquería Picornell, dirigida hasta 2011 por Xavier Abraham, conocido parroquiano de El Terreno.

En el centro, Jaume Mora, propietario de Blue Beat, junto a sus socios en 1982.

El último baile

Nos acercamos ya al final de este viaje a través de los años. Ya rozamos los 90’, donde las noches en Gomila seguían estando llenas de luces, gente y carteles fluorescentes. Patricia Veiret, vecina de la zona, rememora emocionada aquellos años: «Yo y mi pandilla nos pasábamos toda la semana esperando para que llegara el fin de semana y poder salir por Gomila». Admite que al principio todavía era muy joven, 18 años, y «no tenía ni un duro» para salir, así que iba hasta allí con una amiga y compartían entre las dos una Cocacola para poder escuchar música y pasar el rato.

A donde más solía ir era a El Garito, donde recuerda escuchar sobre todo a Radio Futura. «Había un ambientazo, siempre estaba a reventar de gente», explica. Otro de sus lugares favoritos era Sa Finestra: «Yo iba a los sitios donde mis amigos llevaban el bar», dice refiriéndose a Ricky López, quien «conocía a todo el mundo».

La antigua discoteca Factory, antes Rodeito, ahora alquila trasteros. I. F. LANDERO

De La Movida se pasó a la música disco y de ahí a la ‘bakala’ y al reguetón. Durante la primera década de los 2000 Gomila daba sus últimos coletazos. Luego, discotecas como Millennium o Black Cat cerraron y ahora al pasear por Joan Miró lo más común son los locales abandonados a la par que deteriorados.