Solar de Laredo donde se desarrollará las 24 viviendas | AB Capital

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«Muchos aspiran a tener en Cantabria lo que tenían aquí hace treinta años». El CEO de AB Capital, Ignacio Fiol, confirma el interés de los mallorquines por comprar una vivienda en el norte de España. En este caso concreto, en Cantabria. Los disparados precios inmobiliarios de Mallorca han motivado que muchos hayan renunciado a contar con una segunda residencia en su propia isla, desplazados por el capital extranjero.

«En Cantabria vamos a desarrollar un proyecto entre las localidades de Langre y Loredo, ubicadas en el municipio de Ribamontán al Mar. Allí llevaremos a cabo 24 unidades unifamiliares que preservarán el carácter del entorno», señaló Fiol. Recientemente su firma se ha hecho con 600.000 metros cuadrados de suelo urbanizable «que llevaba paralizado hace 14 años».

El objetivo es dividirlas en parcelas de entre 1.600 y 2.200 metros cuadrados para construir casas de unos 250 o 300 metros cuadrados, que contarán con el sello de la firma mallorquina CMV Architetcs. «Queremos preservar el carácter del entorno y lo último que queremos es masificación. Aquello es un auténtico paraíso», cuenta Fiol.

Las parcelas se encuentran a cinco minutos de la playa, a otros cinco minutos de Santander en ferry y a quince del aeropuerto. «Se mantendrá el carácter de la cabaña indiana, con piedra, madera y el espíritu pasiego», explicó Fiol, que descartó la construcción de un campo de golf. Se trata del primero de varios proyectos que llevarán a cabo en Cantabria, donde cuentan con más suelos para urbanizar, así como en Galicia.

«No queremos repetir el modelo ni de Eivissa ni de Mallorca», advierte el CEO de la compañía, y dice que muchos insulares ya se han interesado por este proyecto, tras renunciar a contar con una segunda residencia en Mallorca. «En la Colonia de Sant Jordi se está pidiendo 300.000 euros por un piso de 50 metros cuadrados. No lo entiendo, no puede valer lo que vale».

Lo que aquí es inalcanzable, allí en Cantabria es accesible para los maltrechos bolsillos de muchos mallorquines. «Lo que es calidad de vida en el norte, aquí se considera un lujo solo accesible a aquel que ha heredado o lo puede pagar», advierte Fiol, que en Cantabria «no hay saturación en las playas ni hay que reservar una mesa en un restaurante con una semana de antelación».

Fiol, que está enamorado de la Isla, reconoce que Mallorca «ha llegado a su techo con 15 millones de turistas». Una apreciación a la que han llegado otros interesados en contar con una casa con prado y vistas al mar sin tener que pelear con inversores del norte de Europa. «El extranjero aún no conoce aquello», advierte con cautela Fiol.