El tranvía pasaba por el Passeig Marítim. | M. GUARDIA

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Unas mujeres que van a la fuente a por agua por la falta de alcantarillado en un barrio que en unas décadas será tomado por los suecos, el tranvía que recorre el Passeig Sagrera, un señor que cuelga carteles de cine por el estreno de Los cañones del Navarone o un repartidor de las cases de neu que se ayuda de mulas para surtir a los hogares que no tenían neveras eléctricas, sino hieleros para conservar los alimentos. La Palma de los 60 parece anclada en siglos pasados, tal y como reflejan las imágenes de Melchor Guardia, un peluquero aficionado a la fotografía.

Este viernes a las seis y media se presenta en la biblioteca de Can Sales el libro Palma, retrato de un tiempo pasado, editado por Dolmen, en el que se recopilan las fotografías que tomó Guardia.
Los encargados de seleccionar las imágenes han sido Llorenç Miró, Sebastià Bauzà y Pep Llodrá, que forman parte de Fotos Antiguas de Mallorca (FAM). Este equipo es un referente de la memoria fotográfica de Mallorca y también de Palma. Miró comenzó este proyecto en 2010 como un blog que dio el salto luego a Facebook.

lorenç Miró, Sebastià Bauzà y Pep Llodrá, autores del libro.
Llorenç Miró, Sebastià Bauzà y Pep Llodrá.

«Empecé a colgar imágenes de postales antiguas», recuerda Miró. A día de hoy, la comunidad FAM cuenta con más de 60.000 seguidores en Facebook y 14.000 fotografías que se dividen en un centenar de carpetas temáticas. En sus páginas se desgrana la biografía de una ciudad que ha vivido una súbita transformación tras la revolución turística.

Su ingente archivo les ha llevado a organizar cuatro exposiciones y en una de ellas «se nos acercó José Miguel Guardia, que nos explicó que su padre, Melchor, era aficionado a la fotografía». Comenzaba así un intercambio de imágenes y negativos hasta que se descubrió que contaba con todo un tesoro guardado en cajas: miles de fotografías que mostraban una Palma congelada en el tiempo.

Mujeres con tinajas acuden a la fuente de es Jonquet.
Mujeres con tinajas acuden a la fuente de es Jonquet.

Ahora, José Miguel Guardia tiene 87 años y ha visto como la afición de su padre se convierte en un libro. «Melchor Guardia era un tipo que salía a la calle al amanecer con su cámara para buscar el contraluz, para mostrar la vida de los trabajadores», cuenta Miró, que recuerda que su hijo le acompañaba en sus expediciones fotográficas y se aburría mientras su padre esperaba la luz perfecta para hacer la foto.

El barrio de es Jonquet no estaba asfaltado y sus callejuelas no tenían ni siquiera nombre. La ropa tendida en la calle remitía a una Palma rural, casi una aldea, que se mezclaba con las calles señoriales que mantienen su esencia. «No había agua corriente en muchos lugares. En medio siglo, Palma, y también el mundo, ha cambiado más que en los últimos 200 años», dice Miró.

Vista del Passeig Maritim.
Vista del Passeig Maritim.

Armado con su cámara Voitgtländer, comprada en la desaparecida Casa Vila, Melchor Guardia muestra su pericia técnica y un ojo avezado para plasmar un Jonquet reflejado en el mar, los molinos de la calle Indústria, un Puig de Sant Pere rural y unos palmesanos ajenos a la inmediata e irreversible revolución que vivirá Ciutat.