Las familias sufren estafas por alquileres sin contrato y habitaciones realquiladas de más de 500 euros. | Pilar Pellicer

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Técnicos de educación, sanidad y asuntos sociales han notificado tanto la presencia de pisos turísticos de Airbnb como el hacinamiento de varias unidades familiares en pisos, dados los altos precios inmobiliarios. La Plataforma de Entidades y Servicios de Son Gotleu advierte que si los problemas de vivienda son acuciantes en Palma en Son Gotleu la situación se recrudece.

«La única opción que tienen es la habitación», señala Xisca Chacopino, directora del CEIP Joan Capó, en el corazón de la barriada. Son Gotleu es la puerta de entrada de muchos inmigrantes que, pese a los precios de la vivienda y la precariedad laboral, «están mejor que en sus propios países. Pero se ven obligados a subarrendar una habitación por 400 y 500 euros». A todo esto se suman «las mafias de los empadronamientos, que cobran 400 euros por los trámites».

Chacopino aportará su visión de primera línea de fuego del barrio, acompañada de expertos de Madrid, Barcelona, Santiago de Compostela, en el seminario Acceso a la vivienda en la ciudad turística, que se celebra hoy en Can Oleo, organizado por la Càtedra d’Estudis Urbans de la UIB, dirigida por Jesús M. González, catedrático de Geografía. La jornada es gratuita.

Las malas condiciones de los inmuebles y la complicada situación de los inquilinos para pagar los alquileres provocan «ansiedad y un aumento de enfermedades porque cada vez se les complica más ir al médico. Estas son las consecuencias del mercado inmobiliario», dicen. Esta situación llega a las aulas, donde se percibe «una tensión entre los alumnos», dice Chacopino, junto a la mediadora social Ana Mascaró y Llorenç Coll, técnico de intervención educativa. A muchos de estos niños les resulta imposible contar con una habitación para ellos solos.

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Xisca Chacopino, con Ana Sofía, Gloria y Kardiatou.

Ana Sofía, Gloria y Kardiatou son tres alumnas de CEIP Joan Capó que lo tienen muy claro: «No nos gusta el ruido que hay por la noche, ni la basura tirada, ni los fuegos que hacen en las plazas». Sin embargo, adoran la multiculturalidad de sus aulas, la biblioteca y su colegio.