Las palomas acosan a los vecinos de la plaza París. | Pilar Pellicer

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Desde hace tres años los vecinos de los bloques que rodean la plaza París viven un auténtico infierno aviar. Las palomas campan a sus anchas por la zona, ensuciando la plaza pública y comiendo lo que algunos ciudadanos les tiran o rescatan de las terrazas de los bares. En especial, hay una mujer que va todos los días sobre las cuatro de la tarde a dar de comer a las aves. Ellas suelen estar sobre el tejado del bloque número 5, su favorito, esperando a que les tire la comida. Montse vive en la plaza, en el número 6, desde hace 36 años y afirma estar «muy cansada de la situación». «Tiran comida en el césped y por la noche vienen las ratas a acabarse de comer lo que han dejado las pájaros», narra.

Al día habrá unas 70 palomas que se posan sobre las barandas, los toldos y en las figuras de la fuente que «están todas que dan pena y asco». Además, cuando las aves alzan el vuelo desprenden plumas, que muchas veces acaban dentro de las casas de los vecinos: «El otro día estaba viendo la televisión y me encontré una en el sofá. Hay que tener las ventanas y balcones cerrados», critica. Montse dio un aviso al 010 hace más de 15 días: «Pido que pongan o más limpieza o a un policía de paisano para que vigile y multe cuando vea a personas tirar comida».

Leonor, es vecina de Montse y también vive en el número 6, desde hace 40 años. Ella también se queja de la misma señora que rigurosamente viene diariamente a dar de comer a las palomas. «Esas aves ensucian la parte de arriba de la finca, en los tejados, no se puede dejar la ropa tendida. No parece que haya solución porque no se las puede matar ni llevar a otro lado», dice Leonor.

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Montse, vecina de la plaza desde hace 36 años y cansada de la situación. Foto: P.P.

Al subir al bloque número 5 podemos comprobar que efectivamente estas aves se han hecho con el control de la terraza superior. Los excrementos tiñen todas las tejas y al acercarnos a ellas rápidamente alzan el vuelo y se van al tejado de otra finca. Cuando nos marchamos vuelven a donde estaban.

Montse explica que el de las palomas ha sido el último problema, pero no el único: «Cuando compramos los pisos no había plaza, se estaba mejor. Ahora hay gente montando bulla en verano. Hemos tenido incluso gente trapicheando».

El apunte

Puntos calientes: cuando hay más de 50 palomas por kilómetro cuadrado

La Dirección General de Sanidad de Cort es la encargada de controlar el número de ejemplares de palomas que hay en la ciudad. Los últimos datos evidencian un descenso en el volumen de estas aves. En 2020 había unas 20.000, mientras que ahora hay aproximadamente 12.000 palomas. A través de la empresa Lokimica se controlan las zonas, poniendo comedores para esterelizar y recogiendo ejemplares en los puntos calientes. Para que se consideren así tienen que existir más de 50 palomas por kilómetro cuadrado, mientras que con unas 45 se considera zona controlada. En Palma estos puntos se concentran en el parque Wifi, la plaza de las Columnas, sa Feixina, la Plaça de Cort y la Plaça d’Espanya, entre otros.