Alumnos del colegio Sant Francesc han catalogado los grafitis de Canamunt. | Ultima Hora -

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Un centenar de alumnos de Sant Francesc se reunirán el próximo lunes con el alcalde de Palma, Jaime Martínez, para entregarle el censo de grafitis que han llevado a cabo entre abril y mayo de este año. El balance no puede ser más llamativo: solo en el barrio de Canamunt, esta legión de jóvenes investigadores ha contabilizado 535 pintadas o grupos de grafitis en las fachadas de edificios. Su extensión era en la pasada primavera de 3.300 metros cuadrados.

Sin embargo, estas cifras van cambiando a medida que pasa el tiempo y este mes se han vuelto a revisar las pintadas analizadas: ha crecido un 10 por ciento su amplitud en esta zona de Palma, que ahora alcanza los 3.700 metros cuadrados. Es decir, el equivalente a medio campo de fútbol.
«Y faltaría calcular la extensión afectada de Canavall y el resto de Palma», advierte Jordi Carulla, el profesor que ha dirigido este proyecto en el que han participado un centenar de alumnos de 1º 2º de ESO del colegio Sant Francesc.

«Dentro de la asignatura Cooperació i Serveis a la Comunidad se plantea la oportunidad al estudiante de que conozca más de cerca la realidad que tiene en su entorno social o en el mismo territorio», explica el docente. Por este motivo, este año han salido de las aulas y se lanzaron a las calles del Casc Antic con cámaras y metro en mano para analizar el fenómeno de los grafitis que asolan las calles.

Carulla advierte que han encontrado pintadas incluso en la fachada de la propia Seu, en la calle Mirador, y han hecho una ficha de cada uno de los grafitis hallados. Calculan que limpiar todas estas pintadas de Canamunt tendría un coste para las arcas públicas de 220.000 euros. «Todo esto sin contar las que están en ventanas, puertas o barreras de los comercios», advierte Carulla. Los alumnos han diferenciado la pintada vandálica del arte urbano, este último digno de conservarse y promocionar.

El profesor advierte que «tiene que haber espacios para los grafiteros, tal y como existen en Calvià. De allí surgieron grupos de artistas como Boa Mistura que ahora son contratados para hacer grafitis y no pintan en propiedades privadas ni edificios catalogados».

Indignados

Tras llevar a cabo este proyecto, los alumnos no pueden dejar de mostrar su indignación por la expansión imparable del grafiti, que incluso ha afectado a las casas de algunos de ellos. «El Ajuntament de Palma está llevando a cabo una campaña para eliminar las pintadas y es verdad, se está haciendo, pero los grafiteros son aún más rápidos», lamenta el profesor, que el próximo lunes irá a Cort para entregar a Jaime Martínez su abultado informe.