El alcalde de Palma, Jaime Martínez | Pilar Pellicer

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«Han pasado volando, ha sido muy intenso». El alcalde de Palma, Jaime Martínez, cumple este lunes los 100 días tras coger la vara de mando. El popular hace balance de este periodo en el que se han sentado las bases de la que será su legislatura al frente del Ajuntament de Palma: planes de choque de seguridad, limpieza, movilidad y vivienda, así como una revolución fiscal.

«Lo primero que queríamos hacer es conocer realmente la situación de estos objetivos, inexcusables y urgentes», dice el alcalde, cuya primera medida, de gran carga simbólica fue «la visita a Policía Local en Sant Ferràn. Quería mostrar el apoyo al cuerpo de policía, que tanto lo necesita», haciendo una referencia velada al caso Cursach que ha convulsionado Sant Ferràn.

El equipo de gobierno ha elaborado «un mapa de puntos calientes de ruidos, venta ambulante, patinetes, okupación, criminalidad y botellón» para aplicar medidas inmediatas. Camp Redó, Pere Garau o Santa Catalina han vivido un operativo especial en las últimas semanas. «A medio plazo, sacamos la plaza del jefe de la Policía Local y esperamos poder contar con 300 efectivos más, de los cuales 100 se incorporarán a final de año». También espera añadir «cámaras de seguridad y drones para apoyar acciones de la Policía Local».

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En cuanto a la limpieza, Martínez advierte que «la actuación más rápida e intensa ha sido regar las calles y vaciar las papeleras hasta cuatro veces al día en zonas como el centro». Además, se llevaron a cabo «acciones en Camp Redó, Platja de Palma, Santa Catalina» sin tocar el servicio ordinario de Emaya. Martínez advirtió que el plan de choque de limpieza llegará a «los 84 barrios de Palma con actuaciones profundas que acabarán en tres meses». La idea es «que Palma deje de ser la ciudad más sucia del país».

Respecto a la movilidad, Martínez advierte que «nos encontramos con 240 buses de los cuales 160 estaban operativos» y el resto están averiados, señala. En el camino hay una inmediata «reunión con la Autoritat Portuària de Balears (APB) para ver cómo mejorar el proyecto de reforma del Passeig Marítim» y plantea nuevos aparcamientos subterráneos, mejores conexiones con los párkings disuasorios y tratar con el Consell de Mallorca los problemas de la Vía de Cintura. Martínez dice que «hay una serie de proyectos [como la ampliación de Bicipalma] que no están en tiempo y forma porque el anterior equipo no fue previsor. Estos están ligados a la Zona de Bajas Emisiones y pedimos una prórroga para aplicarla».

La vivienda es el otro eje de la política del alcalde. «Ni se ha pensado en cómo sacar la vivienda vacía al mercado, ni en llegar a acuerdos con la promoción privada, ni el Plan General solucionará el problema», dice. Un plan «mal aprobado y a medias». El Plan Detallado «decaerá en noviembre y conviviremos con los dos. Se tiene que hacer una exposición pública y hasta finales de 2024 no habrá una aprobación definitiva». Mañana se nombrará al gerente del Patronat de l’Habitatge, Miquel Pujol y el alcalde apuesta por un oficina para el impulso de la inversión según el nuevo decreto ley de vivienda, impulsar la salida de viviendas vacías y una oficina de alquiler turístico «para incentivar que se pasen a la larga duración», además de apoyar colaboraciones público-privadas.

El 17 de junio, cuando se celebró el pleno de la toma de posesión, Jaime Martínez asumió el cargo con una mayoría simple que quedó patente cuando toda la oposición votó en contra de la constitución de las comisiones de pleno, lo que era un mero trámite. Llegó entonces un pacto programático con Vox, que no entra en el gobierno pero con el que ha firmado 95 puntos que permiten una mayoría absoluta en temas puntuales. «Le ha dado estabilidad a proyectos como los presupuestos, cumpliendo los objetivos que me marqué». Tras el periodo de gracia, ahora toca llevar a cabo todos sus planes.