Restos del asentamiento de los indigentes de la Plaza Mayor de Palma. | G.M.

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Los vecinos de la Plaza Mayor, en Palma, no ganan para disgustos y llevan desde marzo protestando por la presencia de hasta cinco personas que duermen junto al nuevo ascensor que comunica con Vía Roma y que, por cierto, aún no ha entrado en funcionamiento. «La policía de barrio nos ha dicho que llamamos demasiado, pero es que no podemos ni abrir las ventanas. Estas personas hacen aquí sus necesidades y hace solo quince días Emaya retiró centenares de jeringuillas», dijo uno de los residentes junto a las escaleras de Plaza Mayor.

La asociación de vecinos pide al Ajuntament de Palma iluminación en la zona, limpieza y la colocación de cámaras por seguridad. Todo esto para que la inauguración del ansiado ascensor no sea un fracaso. El vallado de las obras han permitido que un rincón de la plaza quede resguardado de la mirada de los transeúntes, lugar que han aprovechado los 'sin techo' para establecerse. «Nos da mucha pena su situación pero están acumulando trastos, comida, ropa y jeringuillas para inyectarse heroína. Aquí llegan a vivir hasta cinco indigentes», afirman.

Las molestias son de tal envergadura que las viviendas más cercanas al asentamiento se han visto obligadas a tener las ventanas cerradas para que no entre el olor de las heces y la basura en sus domicilios. «Es la segunda vez que se limpia, ya se hizo hace quince días, pero en seguida lo ensucian. Cuando nos quejamos, los indigentes nos dicen que somos malos vecinos pero es que tuvo que venir un operario de Emaya para recoger las jeringuillas con unas pinzas», denuncian.