La pista, titularidad del Ajuntament, tenía varios tornillos que se habían aflojado y fue clausurada durante un tiempo después del accidente para ser reparada. | Pilar Pellicer

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El Ajuntament deberá indemnizar con 9.000 euros a una menor de edad que sufrió una grave lesión de muñeca después de quedarse enganchada en un tornillo que sobresalía de una pista de skate board. Un juzgado de lo Contencioso-Administrativo de Palma ha aceptado la reclamación presentada por la madre al entender que los daños sufridos por la niña son consecuencia de un mal funcionamiento de los servicios municipales, en este caso un mal mantenimiento de la pista.

La niña estaba jugando con unos amigos el 19 de junio de 2016. Fue corriendo donde estaba su madre con otros padres llorando. En el brazo llevaba una pulsera, un aro rígido de oro. Se le había enganchado de un tornillo que sobresalía de la rampa y el tirón, que llegó a deformar el aro metálico, le había hecho daño en la muñeca. Al acudir a un centro médico se constató que se le había desgarrado un cartílago. Fue escayolada y estuvo bajo control durante más de un año. Le queda una pequeña secuela: la rotura del cartílago hizo que el cúbito de ese brazo dejara de crecer antes y tenga una leve asimetría con el radio. Ese efecto limita el movimiento de rotación de la muñeca y, aunque los médicos que declararon en el juicio señalan que no supone un problema grave en el día a día, sí que le impide determinadas actividades.

La madre de la menor presentó una reclamación por responsabilidad patrimonial contra el Ajuntament de Palma. La administración la rechazó. Según Cort no existían testigos directos de los hechos ni se levantó ningún acta por la Policía Local o cualquier otro organismo que acreditara que el accidente ocurrió como sostenía la familia.

La magistrada considera probado que los daños de la niña sí se produjeron como ella relató. En primer lugar porque Cort admitía que había tornillos que se habían aflojado en la pista y que sobresalían. Poco después del accidente, técnicos municipales revisaron la instalación y permaneció un tiempo precintada hasta que fueron reparados los tornillos. La magistrada entiende que «es de esperar que tras la caída, la madre y demás testigos auxiliaran a la víctima y no puede recriminársele que no llamara a la Policía Local porque es evidente que la premura era atender a la niña y buscar asistencia médica».

Cort también discutía la cuantía de la indemnización. Sin embargo, la magistrada da más crédito al perito presentado por la familia que al médico que actuó por parte del Ajuntament porque este sí examinó de forma directa a la menor. La indemnización incluye la reparación de la pulsera de oro y un curso de piragüismo al que no pudo asistir.