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Es solo un detalle pero muestra el temor de muchos vecinos de Palma. A las puertas del convento de Santa Magdalena hay un cartel colocado por las religiosas y un emoticono de súplica con el siguiente mensaje: «Por favor, no pintar». Pese a la limpieza de parte de los muros exteriores apenas hace dos meses, este viernes ya había aparecido una pequeña pintada, que será eliminada de inmediato.
Ese es el objetivo: que los grafitis no duren más de 24 horas desde que aterrizan en las paredes de la ciudad. Y es que el Ajuntament de Palma se plantea en esta legislatura como prioridad la batalla contra el grafiti.

Solo en el mes de julio el nuevo equipo de gobierno municipal ha eliminado más de 600 pintadas, de las que 45 estaban en edificios del municipio. El grueso de intervenciones se han llevado a cabo en el mobiliario urbano, ya sea en contenedores (122 pintadas eliminadas) como en papeleras (456). Pero este plan de limpieza lleva aparejado nuevas medidas para eliminar la proliferación de grafitis por toda la ciudad.

De hecho, el pasado viernes el alcalde de Palma, Jaime Martínez, advirtió que en los presupuestos del año que viene se incluirán «drones y más vigilancia» para evitar las pintadas, además de incrementar la cuantía de las multas, que alcanzaría los 3.000 euros en los casos más graves. Si la pintada, además, se lleva a cabo en un edificio BIC, podría solventarse la denuncia por la vía penal.

«Queremos revertir una situación problemática que ha ido a más en los últimos ocho años y para ello pedimos la colaboración de los ciudadanos dando soluciones», señaló Llorenç Bauzà, regidor de Medi Ambient, Sostenibilitat, Espais Naturals i Benestar Animal.

Novedad
Y una de las nuevas medidas para poner freno a los grafiteros acaba de salir del horno. La semana pasada se llegó a un acuerdo con el Consell de Mallorca para llevar a cabo un protocolo de actuación en el que la institución insular y el Consistorio realizarán de manera conjunta los trámites para autorizar por lotes y packs la limpieza de edificios catalogados.

«Será más eficiente», aclaró Bauzà. Precisamente esta era una de las principales quejas de los residentes en el centro es que se topaban con el muro de la burocracia ya que, para poder eliminar la pintada de sus viviendas, era necesario un informe de Patrimoni, lo que convertía el proceso en algo muy farragoso y hacía desistir a algunos de los propietarios afectados. Aunque Bauzà quiso aclarar que «la limpieza no solo ha de darse en el centro sino en todos los barrios. Palma es todo».

Hasta ahora eran los propios vecinos afectados los que tenían que ponerse en contacto con Emaya para solicitar la eliminación de pintadas gracias a una tarifa hiperreducida, que asciende a dos euros el metro cuadrado y que fue una de las medidas que puso en marcha el anterior Consistorio. «Ahora serán los operarios de Emaya los que se acercarán a los vecinos para incentivar la limpieza de las fachadas. La administración se acerca al ciudadano y facilitará la eliminación de las trabas administrativas».

Para Bauzà es muy importante eliminar el efecto llamada. «Si en 24 horas has retirado el nuevo grafiti, al autor de la acción vandálica se le quitarán las ganas de seguir pintando y de tener protagonismo», advirtió el regidor de Medi Ambient. Como ejemplo están los muros del convento de Santa Magdalena: «Emaya se compromete a limpiar la pintada en cuanto aparezca».

Aquí entra en juego también el área de Infraestructures y la Seguretat Ciutadana, que ostenta las competencias de Civisme y la Policía Local de Palma: «Hay coordinación entre áreas y las actuaciones puntuales se van a notar». Así, Bauzà aseguró que a partir de septiembre se empezará a aplicar el plan de choque de limpieza, donde la eliminación de las pintadas es uno de sus principales pilares.

Calles del Casc Antic están repletas de las obras de incívicos que, según dicen en el sector, han conseguir atraer incluso a grafiteros de otras ciudades y países. El ‘turismo grafitero’ se está cebando con edificios de Palma, que también se expande sin remedio más allá de la frontera imaginaria de Avingudes.

El regidor, mientras tanto, achaca a esta situación «a una mala planificación. Tenemos unos recursos magníficos y muy buenos profesionales en Emaya. Pero también hay que hacer hincapié en el civismo».
La solución para Àngels Fermoselle, portavoz de ARCA, pasa por «pared con pintada, pared limpiada. Y hay que mantenerla así porque si se dejan en los muros, el ego del vándalo se dispara». Fermoselle puso el ejemplo de Zaragoza, donde «hay quince brigadas que se dedican a quitar pintadas. En cuanto se haga, ha de borrarse. En París, Londres, Berlín... En cuanto hay un grafiti, se elimina y así se consiguen erradicar». Los esfuerzos del grafitero para ver ‘expuesta’ su obra en medio de la calle serían en este caso en balde.

Aunque en la legislatura pasada se puso en marcha un plan de eliminación de grafitis con tarifas reducidas para los particulares, el sistema, en palabras de Fermoselle, no funciona: «El proceso es muy complicado. El Ajuntament tendría que ir a buscar al particular directamente y si el edificio está catalogado, hay que simplificar la burocracia y hacer convenios entre el Consell de Mallorca y el Ajuntament». Unas propuestas que hace Fermoselle y que parece que se está planteando aplicar el Consistorio.

Limpieza
Aún no se han cumplido los cien días de gobierno del PP en Cort, así que las promesas que se han hecho al principio de la legislatura todavía tienen margen para su aplicación. «Vamos a dar un voto de confianza a los gobernantes pero no hay que caer en la trampa del número de pintadas, no sabemos cómo las cuentan. Queremos ver calles enteras limpias», advirtió Fermoselle.