Venancio Vargas, la semana pasada, en la parada de galeras de la plaza de la Reina. | R.L.

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Aseguran que su máxima preocupación es el bienestar de sus caballos y, con esta máxima, aunque también por la necesidad de unificar criterios y de que todas las calesas estén supervisadas piden al Ajuntament de Palma un servicio de veterinario municipal que revise la salud de los animales, al menos, una vez al mes. «Esto ya se hace en otras partes del mundo», explica Venancio Vargas, secretario de la Asociación de Calesas de Palma, quien explica que ya han mantenido algún encuentro con el alcalde, Jaime Martínez y el regidor de Mobilitat, Antoni Deudero, con la finalidad de mejorar su servicio.

En estos momentos, los caballos pasan por una revisión anual pero si un veterinario municipal llevara un control más asiduo «sería el mismo para todos, mientras que ahora cada uno tiene el suyo, y la vigilancia del bienestar animal sería continua», añade Vargas. Además, «a lo mejor hay algún calesero que para ahorrarse el dinero no va al veterinario porque sólo la visita son 50 euros, no te digo si le tienen que hacer una receta...», añade.

Los trabajadores de las galeras aseguran que poco se hizo por ellos durante las dos legislaturas del pacto de izquierdas, por lo que las peticiones que ven desatendidas, se las trasladan al nuevo equipo de gobierno. «Les hemos pedido un baño portátil pero se lo pusieron a los conductores de la EMT y a nosotros no», relata Venancio Vargas. También han solicitado una toma de electricidad, o «bebederos automáticos para los caballos porque así irían hidratándose solos y ahora tenemos que ir ofreciéndoles y trabajar con la manguera y los cubos», señala.

Más turistas, peor calidad

En el centro de Palma hay una veintena de galeras más otras cinco por la zona de s’Arenal. En estos momentos viven su temporada alta, sobre todo gracias a los cruceristas, aunque reconocen que este año hay más visitantes «pero gastan menos». El representante de las calesas explica que empeora la calidad. Si bien su tarifa base es de 30 euros, «nos piden que la vuelta sea más pequeña para gastar lo mínimo posible, e incluso nos regatean el precio», comentan. «Hubo uno que decía a ver si por 10 euros les dábamos la vuelta a la plaza». Y es que «la cosa está mal a nivel mundial», reconocen, si bien creen que este año los ingresos irán justos para cubrir los gastos y saldar deudas.

El apunte

«Lo de las galeras eléctricas es pura ideología»

Es un tema recurrente el de las calesas eléctricas entre quienes se dedican a ello pero pese a la acogida que tiene la idea en otros municipios, la asociación de Palma es más reticente. «Está todo muy verde, es pura ideología», se lamenta su secretario, Venancio Vargas, quien cree que no exiten homologaciones para poder circular por la calle, y ése es el principal problema.