TW
56

Corría el año 2019 cuando el por entonces presidente del Institut Municipal d’Innovació (IMI) por el PSOE, Adrián García, declaraba: «trasladar las dependencias del Institut es una decisión inaplazable debido al mal estado en el que se encuentran las actuales». Se iniciaba así una eterna carrera de obstáculos que, cuatro años después, ha logrado avanzar pero sigue sin ver la meta.

La nueva sede del IMI, el cerebro informático de la ciudad, está construida e inaugurada pero sigue sin funcionar. De hecho ha pasado ya más de un año y queda todavía lejos aquello de acoger al centenar de trabajadores la mayoría de los cuales, desde la pandemia, están obligados a teletrabajar al no tener una sede en condiciones a la que acudir.

Así lo explica el actual equipo del gobierno municipal. «La intención era no invertir en la antitua sede —ubicada en las instalaciones de Emaya— porque estas obras tendrían que estar ejecutadas desde después de la pandemia», recuerda Javier Bonet, regidor responsable de Innovación. Sin embargo a día de hoy, «no tienen un sitio físico donde estar y la situación es límite», añade.

En las oficinas de nueva construcción, que se empezaron en enero de 2021 y se ubicaron en el Parc dels Ceibos (más conocido como el parque de Pocoyó), faltan los muebles y la equipación que debía haberse adquirido hace un año; queda pasar el cableado; también que un fontanero adapte las tomas de agua y arreglar los desperfectos fruto de la dejadez... Y eso sin tener en cuenta que en las instalaciones contiguas donde debían ubicarse nuevas dependencias municipales acaban de desalojar, de nuevo, a un grupo de okupas.

«Hace un año y medio que se dejaron de tomar decisiones», lamenta David Díez, gerente temporal del IMI. Al llegar al gobierno, «nos encontramos que la renovación de un gran contrato que, según el consejo estaba todo arreglado, tenía que hacerse en menos de diez días. Su argumento: que los que vengan reciban, pero esto no se puede dejar así», lamenta. Con el objetivo de ir superando las dificultades, Díez asegura que este mes se adjudicará el mobiliario y que, en medio año podría estar a punto.

Cronología

Son los plazos que debían haberse seguido en 2022. La sede del IMI se inauguró en abril del año pasado. Las obras habían finalizado pero las instalaciones no estaban habilitadas. «Para fin de año», dijeron entonces.

El proyecto del nuevo Instituto Municipal de Innovación se anunció por primera vez en 2017 aunque su inicio no fue hasta 2019. Las obras, que debían ejecutarse en 2020, tuvieron que posponerse a principios del año siguiente por reiterados problemas de okupación y cuando finalmente se iniciaron, encontraron unas filtraciones que las catas no habían detectado a tiempo y lo ralentizaron todo.

El nuevo IMI es hoy una realidad que sigue sin poderse ponerse en marcha. Unos 1.500 metros cuadrados, todavía en desuso, que si bien se presupuestaron en poco más de un millón de euros, habrían sufrido un sobrecoste del 20 %, según Díez.

El apunte

La puerta de los 40.000 euros

Explica el gerente temporal del IMI, David Díez, que otro de los desperfectos que supone un gasto desmesurado es la rotura de una puerta giratoria. Al parecer, habrían roto los cristales al intentar entrar por la fuerza en las nuevas dependencias. La puerta ahora está tapiada a la espera de tomar la decisión o bien de arreglarla o bien de sustituirla por una más económica. Su precio, asegura Díez, ronda los 40.000 euros.