El trabajo de Ariadna Palmer imita los catálogos de muebles suecos pero habla de los problemas de los vecinos

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La preocupación de los vecinos de Son Espanyolet por la irrupción del alquiler turístico se ha convertido en un trabajo de fin de grado. La inquietud del barrio entra en las aulas universitarias y se convierte en objeto de estudio. Ariadna Palmer, nativa del barrio colonizado por los apartamentos turísticos, estudia en Barcelona pero volvía cada verano a su barrio y observaba su transformación, especialmente desde que entró en liza Alzina Living y empezó a atraer multitud de suecos.

«Me gustaría quedarme en el barrio pero solo podré hacerlo si consigo heredar», cuenta Ariadna Palmer, que con 22 años no tiene otra perspectiva para poder vivir en Son Espanyolet. «Es uno de los barrios más caros de España. Las inmobiliarias extranjeras te compran la casa, sin ningún límite de precio, y luego ellos la tiran para hacer una nueva», cuenta esta joven residente que centró su trabajo universitario para la carrera de Diseño Gráfico reflejando los problemas vecinales.

«La campaña ‘Toc toc veïna’ analiza los problemas de vivienda del barrio e intenta captar residentes para la Plataforma de Veïns de Son Espanyolet», cuenta Palmer. Su barrio sigue la senda de Santa Catalina y sus plácidas plantas bajas se han convertido en una suerte de resort en medio de Palma donde recalan nordeuropeos con ganas de fiesta en tranquilas villas con piscina. El ruido y el trasiego de clientes por el barrio se ha convertido en un quebradero de cabeza.

Preocupación
Por parte de la Plataforma de Veïns de Son Espanyolet advirtieron que «en estos momentos tenemos la situación controlada pero estamos muy preocupados con las declaraciones de los políticos en relación al alquiler turístico. Entre que van a retirar la moratoria, que el Consell quiere promocionar el alquiler turístico y el Plan General posiblemente no acabará de aprobarse...».

Los residentes del barrio advierten que «el futuro que nos espera es muy angustioso. Queremos que los políticos entiendan que en las zonas residenciales no Palma no puede haber alquiler turístico. Los turistas tienen muchas zonas en Mallorca donde ir. No pueden invadir las residenciales, no es compatible de ninguna manera».

Según Palmer, el gran problema de la barriada es el momento de heredar. «Cuando muere un vecino y tiene dos o tres hijos, es imposible ponerse de acuerdo para el reparto. Por eso acaban vendiendo la casa y si te ofrecen un millón de euros, pues resulta más fácil repartir», señala esta joven. La increíble revalorización del barrio es el drama de sus vecinos. «Hay una dualidad, en la que somos cómplices y al mismo tiempo víctimas», afirma. Palmer advierte que «nos toca vivir en medio de las vacaciones de otros. La Plataforma se creó en 2018 porque vieron que se iban dando licencias para el alquiler turístico». En la actualidad, el barrio cuenta con 22 licencias legales «pero hay muchísimas viviendas vacacionales ilegales». Las inmobiliarias les siguen tentando.