La teniente de alcalde de Barcelona, Janet Sanz, en Pollença. | M. À. Cañellas

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La teniente de alcalde de Urbanismo del Ajuntament de Barcelona, Janet Sanz, recaló este miércoles en la Setmana d’Arquitectura i Disseny de Pollença, donde explicó el papel de las supermanzanas en la ciudad del siglo XXI. Un modelo en el que Palma tiene muchas expectativas ya que se replicará en la trama urbana una vez que se apruebe de manera definitiva el Plan General.

¿Cómo ha explicado el proyecto de las supermanzanas en su conferencia en la Isla?
—El objetivo es compartir la propuesta de transformación que estamos liderando en Barcelona y que está situando a la ciudad al frente de las urbes europeas que están luchando contra la emergencia climática. Después de la pandemia hemos visto lo importante que es el espacio público en una ciudad mediterránea. En la ciudad planificada por Alfons Cerdà se buscaba cumplir con los objetivos de salubridad en mitad del siglo XIX y que la gente popular tuviera acceso a los espacios públicos. Ahora ha habido dinámicas que nos han llevado a la privatización del espacio y por eso se está llevando a cabo la expropiación del interior de las superislas.

Las ‘superillas’ dan protagonismo al peatón frente al vehículo. ¿El ciudadano está abierto a estos cambios?
—Solo en el Eixample de Barcelona cruzan cada día 350.000 coches. Los vecinos nos están pidiendo espacios verdes para compensar la alta densidad de población. Hemos querido compartir con el sector, y aquí [en Pollença] está buena parte de la arquitectura de las Islas, cómo hemos llevado a cabo el proceso. Habrá una transformación urbana como la que se llevó a cabo en la época olímpica con un concurso sin precedentes, con más de 30 equipos que han participado y han planteado ideas. Queremos la mejor propuesta para que piensen la calle del siglo XXI. En el distrito del Eixample se trabajará en 21 calles y 21 plazas y en el distrito de Sant Martí, otras tantas. Habrá ejes verdes en toda la ciudad.

Palma está también pendiente de implantar las supermanzanas. ¿Hay más ciudades que se fijan en el ejemplo de Barcelona?
—Estamos compartiendo soluciones con París y Londres aunque no con Madrid, por desgracia. Están a la expectativa y trabajamos de forma conjunta, compartiendo con los concejales. Hacemos visitas conjuntas. Solo el año pasado recibimos 120 visitas institucionales de todo el mundo, entre ellas de Los Ángeles. Y hace unas semanas nos dijeron que empezaban un proyecto similar y nos pidieron ayuda. Estamos muy emocionados de que Los Ángeles empiece el proyecto de las supermanzanas.

¿También mantiene contactos con el área de Model de Ciutat para implantar las supermanzanas en Palma?
—En la legislatura pasada estuve en Palma con el Col·legi d’Arquitectes de les Illes Balears y estuvimos con el alcalde de entonces, Antoni Noguera. Con Neus Truyol [actual regidora de Model de Ciutat] hemos ido compartiendo propuestas para mejorar, sobre todo en la gestión del turismo. También con Valencia. Con el Govern balear hemos colaborado en el tema de los cruceros. El objetivo es que Barcelona pueda reducir su presencia. Con las ciudades mediterráneas estamos en contacto permanente.

¿Por qué Palma debería impulsar las supermanzanas?
—En todas las ciudades donde se han implantado hay evidencias de que cuando quitamos asfalto estamos mejor en el espacio público. Todos los cambios generan inquietud pero tiene que haber un diálogo honesto con la población e impulsar el transporte público. En este contexto de emergencia climática solo nos queda actuar.