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La crisis del Gobierno municipal de Palma no se da por terminada con la salida de la edil Sonia Vivas ante la tormenta originada por el Orgullo LGTBIQ que ha marcado las últimas semanas y que marcará, previsiblemente, lo que queda de mandato. Desde el propio equipo de Gobierno, y a la espera del recurso por la cancelación por parte de la empresa a la que Vivas había encargado la Palma Pride Week, se admite que aunque los objetivos para lo que queda de mandato (las elecciones municipales serán en mayo de 2023) están definidos y encauzados, puede haber sorpresas y que todavía no se puede hablar de calma y sosiego.

Más allá del día a día en la gestión municipal, la crisis tendrá consecuencias directas sobre Podemos, partido por el que, con la marca electoral Unidas Podemos, se presentó Vivas en 2019, y adelantará un debate pendiente en la formación morada: quién encabezará la candidatura. Del mismo modo que nadie en la dirección cuestiona que Juan Pedro Yllanes (vicepresidente actual del Govern balear) será número uno autonómico si quiere, ninguna de las personas de la dirección consultadas por este diario apuesta abiertamente por Alberto Jarabo. Incluso éste no tiene decidido si continuará. Las primarias se van a convocar desde la dirección estatal antes de lo previsto. Es posible que a la vuelta del verano. Si Sonia Vivas fue número dos en la lista electoral de 2019 fue por decisión única de Jarabo.

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Ahora nadie oculta las críticas a la gestión de la expolicía Vivas –hasta el jueves concejala de Justícia Social, Feminisme y LGTBI–, pero estas se iniciaron a los pocos días de asumir el cargo aunque se taparon o disimularon. «Todo tiene un límite y en este caso se rebasó hace mucho tiempo», anotaba el propio Alberto Jarabo el jueves en su cuenta de Twitter. Este es el resumen del episodio que ha culminado con la destitución de la edil    y con su anuncio de renuncia al acta de concejala después de firmar una autorización en el último momento (revocada el viernes por el alcalde Hila) para los actos de la Pride Week que anoche tendría que haberse inaugurado. Ben Amics, referencia del movimiento LGTBI, organizaba desde hace tiempo los actos del Orgullo, pero Vivas lo adjudicó este año a Ella Global Community, de Kristin Hansen.

En mayo, Jarabo puso trabas a la autorización, siguiendo informes técnicos que indicaban que la organizadora es una entidad con ánimo de lucro y fines comerciales (venta de paquetes de viajes y eventos). La reacción de Vivas fue amenazar con romper el pacto. Eso ocurría el 25 de mayo y al día siguiente se celebraba un pleno en el que el alcalde José Hila (PSIB) se puso del lado de la edil y creó una comisión para tramitar la Pride Week, aunque con la oposición de Ben Amics, que mantuvo su tradicional manifestación y otras actividades. El pasado 11 de junio, en la presentación del programa completo del evento, una declaraciones de Kristin Hansen provocaron una tormenta sin precedentes. La organizadora, al explicar    lo que podía aportar el evento para visibilizar y normalizar el mundo LGTBI dijo lo siguiente: «Vendrá gente del campo que quizá nunca ha visto una lesbiana y dirá: ‘mira, es como cualquier otra persona’».

Ese comentario desató, hoy hace una semana, una oleada de críticas en las redes. Todos los partidos, incluso Podemos, las censuraron. Aún así, el lunes declaraba el alcalde que el evento continuaba y que ya se vería qué pasaba al año siguiente. Este diario publicó una entrevista con Hansen donde dijo sentirse «peón de una pelea política». A continuación, Més per Palma se desmarcó del evento y criticó su contenido. Vivas, al día siguiente, cargó contra la edil de Urbanisme de ese partido, Neus Truyol, en un comunicado que atribuyó a Podemos. El partido se desmarcó. El jueves se anunció su destitución tras una reunión urgente del Pacte.

El apunte

La organizadora de la Pride había incluido su bar en el programa de actos

La difusión de los contenidos del programa de la Palma Pride Week, junto al hecho de que la exmilitante y exdiputada de Vox Malena Contestí figurara entre quienes iban a participar en la inauguración (luego ésta indicó que había comunicado que estaría fuera de Palma) causó hilaridad: incluía yoga, experimentos de relajación, baños de sonidos de cristal, fitnesss, meditaciones, coaching y propuestas para «despertar el corazón y dejar que sea la fuerza impulsora de la vida». Aunque buena parte de los actos se celebraban en el parque de sa Feixina, también el programa precisaba que algunos se celebrarían en el bar La Dama de Ella, propiedad de Hansen y que había estado afectado por un expediente municipal. Junto a Ben Amics, la asociación vecinal de Santa Catalina, en lucha contra el ruido de los bares, había expresado quejas.