Patio del casal de Can Oleza, en Palma. | S. Amengual

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Tras los tapices, los cuadros y los muebles, hay toda una historia que se queda reflejada en las paredes. Esta es la historia oculta de Can Oleza. Sus muros que dan a la calle Morei, en el Casc Antic de Palma, muestran pequeños indicios de que está en obras, pero en su interior se esconde todo un imponente edificio que está ahora mismo desnudo por dentro, que se ha despojado de todas las capas y que está revelando todos sus secretos.

Hace cuatro años que se iniciaron las obras de rehabilitación de Can Oleza, edificio catalogado como bien de interés cultural (BIC) con categoría de monumento y con el mismo grado de protección que la Catedral de Palma. Cuatro años de obras en las que solo se ha avanzado un 15 por ciento de la obra pero, tal y como señala Guillermo Reynés Corbella, doctor arquitecto del despacho Gras Arquitectos, «el ritmo de la obra es muy ágil con todo lo que se ha descubierto. Se han estado haciendo catas y descubrimientos arqueológicos». Cada pieza que se movía ha supuesto un nuevo hallazgo y la elaboración cada mes de informes que se ha llevado directamente a Patrimonio del Consell.

En el patio se desarrollan estas tres bóvedas, ahora descubiertas, que albergaban la coladuría y dependencias del servicio. Fotos: T.Ayuga

En esta ingente rehabilitación también participan la arquitecta Laura Pevida, de EDM Arquitectos, el aparejador Lucas Viñals, la doctora en historia del arte y arqueóloga Elvira González y las restauradoras Isabel Rojas y Marta Díaz.

500 años más

Cada cata ha supuesto un descubrimiento. «Nos obsesiona salvar el edificio, que estaba en unas condiciones pésimas. Había un continuo de chapuzas y añadidos durante sus sucesivas reformas», cuenta Reynés ante la presencia del muro de carga, repleto de puertas y ventanas en todos los rincones, que ponen en peligro la estabilidad del edificio.

«El actual propietario me dijo que Can Oleza aguantó 500 años y con esta obra quiere que viva otros 500 años más», cuenta Reynés. Y es que tras los tapices y los cuadros, bajo las alfombras y al levantar el solado «aparecieron las grietas, graves y preocupantes». La última gran reforma se llevó a cabo a mediados del siglo XVIII.

«El proyecto de rehabilitación se ha convertido necesariamente en un proyecto de consolidación y restauración», insiste Reynés, que bajo «un mundo de apariencia de decorado de escenario se han escondido todas estas graves patologías».

Todo en la Sala Gran fue embalado.

La abundancia de paredes y muros se alternan con paños de sillería, propia de la época medieval, y la mayoría de ellos «con grandes y serias patologías que han motivado un análisis exhaustivo de todas ellas y que han conducido a una diagnosis estructural».

Uno de los ‘regalos’ de esta obra es la aparición de restos medievales que han confirmado las sospechas de hace años: Can Oleza se ha desarrollado «a partir de la traza de una casa anterior, la medieval Can Cos», dice el arquitecto. Y refuerza esta hipótesis la aparición del escudo de Can Cos al levantar el solado, que también estaba presente en una de las ventanas de la fachada principal. La familia de Can Cos se quedó sin descendencia y la propiedad pasó entonces a la familia Oleza.

En las catas realizadas en cimentación, muros, forjados y bóvedas se han hallado restos de cerámicas, especialmente en las distintas bóvedas. La imponente fachada de este gran casal esconde las ‘tripas’ de Can Oleza, ahora al descubierto por las obras. El patio está ahora irreconocible. La galería renacentista, las columnas y otros elementos arquitectónico delicados están protegidos con madera. El suelo de cantos rodados está cubierto con capas de arena de playa, tela y un mortero pobre, lo que permite trabajar sin dañar el pavimento. Y a un lado se apilan de manera ordenada y numerada las baldosas de las diferentes estancias de la casa, lo que permitirá que vuelvan a su sitio original cuando acaben las obras.

En los laterales de la planta baja se encuentran las cocheras y los establos, además de un depósito de aceite y los restos de un pozo artesiano.

Al levantar las baldosas, se ha encontrado que «se ha utilizado como material de relleno el artesonado medieval». La arqueóloga Elvira González advierte que «se han encontrado nueve modelos medievales diferentes, 90 tabillas que aprovecharon del antiguo artesano de casetones».

Y una puerta rococó policromada fue reutilizada para una de las habitaciones y se mantiene en un excelente estado de conservación. En el patio se han descubierto tres bóvedas que acogen la coladuría y una pila de piedra muy profunda.

En la planta de arriba, la Sala Gran está totalmente desmantelada. Sin los cuadros ni tapices, también carece de su suelo y mantiene las vigas de madera a la vista, permitiendo ver el piso de abajo. Los análisis de vigas y tableros están siendo analizados por la empresa Sanite pero por desgracia, los resultados son desfavorables. Así, se está llevando a cabo un refuerzo estructural a base de tableros de madera laminada CLT, planteando una obra con los refuerzos de forjado anclados a la fachada para evitar que se agrave el desplome existente en ésta.

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Las piezas del solado están amontonadas y numeradas.

Precisamente, en la Sala Gran se han hallado unas pintadas con grafitis medievales que datan del siglo XIV. Era el recibidor de la casa, donde se reunían antes las visitas. En esta planta, donde se encuentra la antigua cocina, se han encontrado hasta 800 kilos de cerámica de relleno, con fragmentos que se aposentaban sobre las tres bóvedas de la coladuría. Según Elvira González, «estas piezas también se están estudiando».

Aquellas piezas que vestían las salas, desde los tapices hasta los cuadros y las cerámicas, fueron embalados por restauradores están a resguardo en Rojals Guardamuebles, a la espera de que vuelvan a salir a la luz. En las plantas de arriba se está arreglando el tejado, también en mal estado. Un nuevo techo de metal protege al destartalado tejado y al resto de la casa de las inclemencias del tiempo.

Según Reynés, que ha sido arquitecto de la Catedral de Palma, esta la obra de restauración más grande que lleva a cabo su firma en el Casc Antic.

Can Oleza cuenta con licencia para ser viviendas pero la propiedad ha manifestado su deseo que, una vez acabada la rehabilitaicón, vuelva a abrir sus puertas para que la ciudad de Palma pueda celebrar allí recitales y disfrutar de este patrimonio histórico ahora en obras.