En esta calle que sube a la iglesia de Santa Creu se ha detenido el tiempo.

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Es mucho lo que queda por reflotar e inventariar de la cultura mallorquina, conocemos lo que hicieron algunos artistas cenitales (desde George Sand a Cela pasando por Robert Graves, Sorolla o el Arxiduc), mas son legión los intelectuales de aquí y acullá que miraron nuestra Isla rebuscando en su paisaje urbano y rural su propio estilo, su forma de entender el arte. Y uno de los más desconocidos entre nosotros fue el fotógrafo berlinés Willy Pragher (1908-1992) cuyas fotos mallorquinas se han podido conservar gracias al Landesarchiv Baden-Wüttemberg (Staatsarchiv Freiburg).

Algunas de las imágenes que reproducimos en esta página nos acercan rincones de Palma que se han detenido en el tiempo, que se han mantenido imperturbables a pesar de la revolución turística, urbanística, humana... que cambiado buena parte de la ciudad y especialmente calles y barrios populares como el Puig de Sant Pere, La Lonja, sa Calatrava, Dalt Murada y tantos otros.

Con el cántaro a la fuente. La fotografía en blanco y negro fue realizada por Pragher en 1932. Hoy en día, las edificaciones siguen manteniendo la estructura de principios del siglo pasado, pero la fuente ya no existe.

Friburgo, donde se conservan estas fotografías, es, por cierto, una ciudad nada ajena a Mallorca. Además de tener una de las cinco universidades más antiguas de Alemania, tiene el Instituto Ramon Llull, del que fue investigador importante el profesor Domínguez Reboiras, uno de los medievalistas que mejor conoce, junto con Jordi Gayà Estelrich, el pensamiento de Lulio.

La Lonja y el Puig de Sant Pere

En el Archivo Estatal de Friburgo, Ultima Hora ha localizado las fotografías que hizo en la Palma de 1932 Willy Pragher. De entre todas hemos seleccionado las más pintorescas, cuatro instantáneas de las rúas palmesanas con su vida callejera. Son fotos de la zona de la Lonja y del Puig de Sant Pere. Destaca por su belleza la tomada en la calle Forn de l’Olivera con la iglesia de la Santa Cruz en lontananza. En otras se muestran a mallorquines de la época con el cántaro junto a una fuente; a niños pequeñitos a su aire, disfrutando de la calle; un carro pasando junto a la portada de la Lonja, con el maravilloso ángel de Guillem Sagrera.

En la Lonja, las mesas de bares y restaurantes ocupan hoy el espacio que antaño fue transitado por carros.

Pragher no fue un fotógrafo del montón, sino de primera fila. En 1932, cuando vino a Mallorca, trabajaba por libre para el periódico de Friburgo, el Badische Zeitung y para el Berlinier Illustrierte semanario de la potente Ullstein Verlag. Probablemente el reportaje que hizo sobre Mallorca se publicó en alguno de esos dos medios. Pragher era ingeniero químico, fue reclutado por los nazis en Rumanía y terminó preso en Siberia; murió en Freiburg, por eso su impresionante legado fotográfico se encuentra en el Archivo Estatal de esa ciudad que fue primero austriaca y luego alemana.