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Los empresarios del sector de la hostelería están desconcertados ante los continuos cambios de parecer del Ajuntament de Palma en la retirada de terrazas y tarimas que ocupan plazas de aparcamiento. Tras dar un plazo de tres días para desmontarlas, el pasado fin de semana se dio la orden de permitir que se dejaran estas infraestructuras por la dificultad de su retirada. Sin embargo, fueron muchos los hosteleros que eliminaron las tarimas por temor a multas de hasta 600 euros.

El alcalde de Palma, José Hila, señaló que «la mayoría de las terrazas se están retirando con normalidad aunque hay algunas terrazas con tarimas que son más complejas de eliminar. Hay que tener sensibilidad con el sector. El objetivo no es poner una sanción».

Sin embargo, el enfado y el cansancio ha cundido entre los empresarios. Eugenia Cusí, presidenta de PIMEM Restauración, advierte que sus asociados «se sienten agraviados por el doble rasero del Ajuntament de Palma. Agradecemos la flexibilidad pero queremos claridad y anticipación. Si se hace algo en el sector, que se prevean todas las circunstancias. Y llevamos 15 meses en los que pedimos trabajar juntos con la Administración. No puede ser que lo hagan solos sin contar con nosotros y luego tengan que corregir a toda prisa».

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Cusí lamenta que «se parchea» en las medidas que están afectando al sector de la restauración. Uno de los empresarios que se ha visto sorprendido ante la marcha atrás de Cort ha sido Nacho Beltrán, propietario del bar Petit Comité. «Tenía dos tarimas y el viernes las retiré deprisa y corriendo. Doce horas después me enteré de que no hacía falta que eliminara la terraza. Me enfadé muchísimo».

Beltrán, como muchos empresarios del sector, ha visto cómo se han ido sumando nuevas medidas y se ha ido adaptando como ha podido. A todo esto se suma la caída de la facturación del negocio y la imposibilidad de pagar el alquiler del piso en el que vivía hace diez años porque la propietaria le subía la mensualidad. «Yo no quería deudas ni multas y después me entero de que podía dejar la terraza. Nos están machacado», se lamenta Beltrán.

Inversión

En el caso de Xisco Ramis, al frente de Buco, había invertido 1.500 euros en la tarima, además de sombrillas, mamparas, estufas de gas y 80 mantas que cada día lleva a la tintorería. En total, más de 5.000 euros. «Esta tarima mide 10 metros de largo por tres de ancho. Para quitarla tendría que destrozarla y hacerme una nueva si nos vuelven a abrir», explicaba ayer, tras reconocer que sin la terraza en el aparcamiento «tendría que despedir a empleados».

Xisco Ramis, en la tarima que ocupa el aparcamiento frente a Buco.