Los ciudadanos de Baleares se juegan mucho en las próximas elecciones europeas. | Julián Aguirre

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Las elecciones europeas, que se celebrarán el próximo 9 de junio, son muy importantes, ya que Baleares se juega mucho. Sin embargo, no suelen despertar tanto interés entre los ciudadanos como unas generales, autonómicas o municipales. Ultima Hora ha consultado a una serie de expertos y representantes de la sociedad civil para que expliquen por qué son claves para las Islas.

Guillermo Bezzina, politólogo del colectivo Passes Perdudes, explica que «las elecciones al Parlamento Europeo son un tipo de elección en la que la ciudadanía acostumbra a participar de manera sistemática mucho menos que otras elecciones. La percepción de lejanía y la falta de presencia mediática de asuntos europeos, aunque cada vez menos, en los medios de comunicación no contribuye a este hecho. Sin embargo, las decisiones que se toman en las instituciones europeas afectan mucho a la vida diaria de los ciudadanos. A nivel estatal, la mayor parte de la legislación que se aprueba viene derivada de normas aprobadas a nivel comunitario. Estas tiene impacto en asuntos como el medio ambiente, la energía, la movilidad etc.».

A su modo de ver, «Baleares se juega ser capaz de trasladar al conjunto de instituciones comunitarias asuntos que superan las propias competencias que tenemos y que requieren de un enfoque amplio. Estoy hablando de problemas de la ciudadanía de las Islas que es importante que desde Europa se sea consciente y se contribuya a aprobar normas para darles solución, así como los retos que tienen los territorios insulares. Los problemas derivados del aumento del precio de la vivienda y su compra por ciudadanos no residentes comunitarios, el aumento de turistas y su gestión en territorios insulares y la presión sobre el territorio o la protección laboral y los derechos sociales son algunos de los puntos en los que las instituciones europeas pueden influir». Bezzina señala que «según el resultado de las elecciones, las nuevas instituciones comunitarias serán más o menos sensibles a estos problemas característicos de las Islas para los que se requiere de colaboración y coordinación institucional para darles respuesta. Especialmente, en un momento en el que la desafección política y la polarización cada vez ocupa más espacio, también en las elecciones europeas».

Gonzalo Adán, psicólogo social y director de Sociométrica, asegura que «cada vez nos jugamos más. Las elecciones europeas han pasado a ser de tercer orden (muy poco trascendentes) a ser de primer orden, donde el 50 % de la legislación autonómica y estatal que nos afectan de manera cotidiana tienen su origen en normas de base europea. Por tanto, a quién mandamos al Parlamento Europeo ha cobrado una importancia máxima». Aunque reconoce que «no tienen la competitividad electoral que unas elecciones autonómicas o municipales, pero deberíamos vivirlas con la responsabilidad de saber que el 50 % de la legislación tiene allí su epicentro». A su entender, para que los electores perciban esta importancia los candidatos deben explicar, más allá de cuándo hay elecciones, qué están haciendo en Europa. «Qué los eurodiputados nos cuenten qué se está haciendo, que normativas se están gestando en materia de turismo, de medio ambiente, de comercio, inteligencia artificial, etc.».

Juliàn Claramunt, miembro de Passes Perdudes, destaca que las elecciones europeas cada vez son más importantes para el Archipiélago balear. «Las políticas europeas son clave para cuestiones como vivienda (limitaciones al mercado común) o agricultura (el sector primario en Baleares esta en un punto clave)». Pese a ello, avanza que «lo más probables es que los electores no vayan a votar en masa». En este punto, resalta que la primera clave es que «Baleares es, junto con Canarias, la comunidad en la que menos gente vota y ese fenómeno se multiplica en los comicios europeos, con más abstención. Por ello los resultados deben ser mirados con lupa». En su opinión, «la segunda clave estará en la distancia entre el PP y el PSOE. Las anteriores elecciones generales dibujaron a un PSIB que había recuperado terreno frente a mayo. Hay que ver que distancia marca el PP. Si consigue ser primero con diferencia, será una buena noticia para Marga Prohens, que iniciaría el segundo año de mandato con un balón de oxígeno. El PSIB necesita una buena noticia, ya que tras la marcha de Francina Armengol a Madrid anda perdido sin liderazgo claro».

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Claramunt sostiene que «la distancia entre socios de gobierno también será importante. Vox obtuvo un gran resultado en mayo. Si se descuelga mucho, perderá poder negociador en el bloque de gobierno». Por su parte, «el antiguo espacio de Unidas Podemos se presentará por separado, Sumar y Podemos (UP). Ver como se distribuye ese voto será clave para el futuro de ese espacio en las Islas. Hay que recordar que es una de las comunidades en donde UP ha tenido más apoyo». Además, apunta que «las europeas acostumbran a aupar votos a partidos minoritarios. Será interesante ver si crecen opciones como PACMA».

Pau A. Monserrat, miembro del CES, profesor de la UIB y economista de Futur Legal, matiza que las competencias de Europa no tienen una incidencia directa en las Islas, «es más bien un entorno macro». Sin embargo, destaca que el hecho de formar parte de la Unión Europea nos hace más atractivos para los turistas porque «la gran mayoría son de la Unión Europea, lo que hace que no tengan que cambiar de divisa, disfruten de una seguridad jurídica y una cierta ciudadanía europea». Por tanto, «todo lo que pase en Europa nos interesa y estar bien representados por buenos políticos tiene un efecto comercial, ya que si nosotros tenemos a los políticos que hacen un mal papel en Europa va a acabar reflejándose en cómo nos ven los demás países de Europa y cómo ven el destino turístico. Además, todas las políticas económicas que tienen que ver con los tipos de interés y el precio de la vivienda afectan al español, en general, y al balear, en concreto. Por tanto, una buena representación influye de manera indirecta, pero muy intensa en las Islas».

Xisco Mellado, secretario de Institucional y Comunicación de CCOO Illes Balears, argumenta que «en un mundo interconectado e interdependiente, la cohesión entre los estados y las regiones deben fortalecerse. Europa es más que un mercado, somos un conjunto de valores forjados históricamente que, desgraciadamente, están en cuestión. En las próximas elecciones, los europeos nos jugamos seguir avanzando por la senda del progreso y la prosperidad. Frente a quienes ponen en tela de juicio un modelo basado en la solidaridad entre las personas, la cooperación entre los pueblos, la libertad y la justicia social, debemos reforzarnos en una Europa unida por lazos fraternales, en paz y capaz de hacer frente a los retos que suponen las transiciones climáticas y tecnológicas».

Xisca Garí Perelló, portavoz de la gestora de UGT Illes Balears, pide «a la ciudadanía que participe en las elecciones europeas porque en Europa se deciden políticas que afectan a la vida cotidiana de la gente. Es allí donde esperamos conseguir que el despido en España no sea tan fácil ni tan barato». En este sentido, expone que «UGT quiere que al frente de Europa esté una mayoría política de progreso, que gobiernen partidos que crean en la socialdemocracia. Tenemos que parar a la extrema derecha, como la paramos en las elecciones estatales. La ultraderecha niega el cambio climático y quiere acabar con Europa y con sus valores de libertades públicas y protección social».

A su modo de ver, «se enfrentan dos posturas: la que defiende los derechos de la ciudadanía, las políticas sociales y los servicios públicos; frente a las que defiende las políticas de austeridad, la reducción de impuestos a los que más tienen y la persecución de las minorías. A los españoles les interesa la primera y por ella hay que votar. Los hombres de negro no pueden volver, el control de la deuda no puede ahogar a la gente, como ocurrió hace una década. Y los partidos políticos deberían ser claros y explicar si van a mantener un cordón sanitario a la ultraderecha para que no pise las instituciones europeas».