El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, consulta el documento de los presupuestos durante el debate de totalidad en el Parlament de Cataluña. | Efe - Quique Garcí­a

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El Parlament catalán ha tumbado los presupuestos del presidente Pere Aragonès (Esquerra) y deja la legislatura en el limbo, a pesar de que la diputada no adscrita Cristina Casol, expulsada del grupo de Junts (JxCat), se ha comprometido «como servidora pública» a permitir la tramitación de los Presupuestos de la Generalitat para 2024, lo que dejó al Govern a un voto de sumar la mayoría necesaria para que salgan adelante.

«Por mi país, por las personas que viven en él, por el territorio. Estas son las razones que me comprometen como servidora pública. Por tanto, este presupuesto es, en definitiva, un paso adelante personal y temporal a favor de los ciudadanos, y como diputada en el Parlament es mi deber defenderlo», ha asegurado Casol en su intervención ante el pleno en el debate a la totalidad de las cuentas.

Ante este final de legislatura, Casol ha dicho que cualquier pequeña recuperación económica «puede ser un paso adelante pequeño o grande para la cohesión social, para reducir las desigualdades y para erradicar la pobreza». El pleno del Parlament se ha reanudado con la votación de las enmiendas a la totalidad a los presupuestos de la Generalitat, después de que la presidenta de la cámara, Anna Erra, aplazara la votación.

Al término del debate entre Govern y grupos parlamentarios sobre el proyecto presupuestario, Erra ha anunciado la suspensión de la sesión, lo que ha causado sorpresa entre el conjunto de diputados en el hemiciclo, incluidos los miembros del ejecutivo que preside Pere Aragonès.

La previsión inicial era que la votación tuviera lugar pasadas las cuatro de la tarde, pero el debate se ha desarrollado más rápido de lo esperado -no ha habido réplicas del Govern- y cabía la posibilidad de adelantar el momento de votar al mediodía. Tras el anuncio de Casol en el pleno, el Govern estaba a un voto favorable de aprobar los Presupuestos al tener el apoyo garantizado del PSC-Units y de ERC, aunque no así de los comunes, que finalmente han mantenido el 'no' al no haber conseguido el compromiso de Aragonès a renunciar al proyecto Hard Rock.