La presidenta del Congreso, Francina Armengol (3i), conversa con el exministro y expresidente del Congreso José Bono (2d), en presencia de (de izq a der) el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín Aguirre; la ministra de Educación, Pilar Alegría, y la ministra de Sanidad, Mónica Garcia, durante un desayuno informativo de Nueva Economía Forum, protagonizado por Armengol, este lunes en Madrid. | Efe - FERNANDO ALVARADO

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La presidenta del Congreso, Francina Armengol, ha criticado este lunes al PP, aunque sin citarle expresamente, por utilizar a funcionarios de la Cámara, como los letrados, para hacerle «oposición» a ella, ha destacado que todo el personal de la casa son «excelentes profesionales» y ha asegurado que «jamás ha preguntado a un trabajador público a quién vota». Durante su participación en el Nueva Economía Fórum se ha interrogado a Armengol sobre la reorganización de los servicios jurídicos de la Cámara tras la llegada de Fernando Galindo a la Secretaría General, un nombramiento político, a juicio del PP, que denuncia la cercanía del nuevo letrado mayor con el PSOE por haber ejercido justo antes como subdirector de Política Territorial.

«Voy a intentar contenerme para ser políticamente muy correcta», ha confesado Armengol al planteársele este tema. Para empezar, ha remarcado que nunca ha preguntado a los funcionarios si tienen «carné» de algún partido o a quién votan y que sólo les reclama «profesionalidad». Y, a continuación, ha loado el trabajo de todo el personal de la Cámara, desde los ujieres a los letrados, y ha agradecido cómo la han acogido desde su llegada a la Presidencia el pasado mes de agosto. «Defienden el Congreso a muerte, sienten la camiseta como suya y no creo que utilizar a funcionarios públicos para hacer oposición a mi persona sea adecuado», ha apostillado.

Además, ha explicado que ha habido relevos tanto en la Secretaría General del Senado como en la del Congreso y que eso ha provocado, como es habitual en estos casos, movimientos de letrados en y entre las dos Cámaras, porque los secretarios generales hacen sus propios equipos. «¿Es razonable que haya cambios en el Senado y no en el Congreso? ¿Por qué los cambios en el Congreso tienen una intencionalidad política y los otros no?», ha preguntado.

Armengol también se ha defendido de las acusaciones que le hace el PP de que no ha protegido a los jueces que han recibido ataques desde la tribuna de oradores del hemiciclo procedentes de partidos como Junts. «No es cierto que no haya llamado la atención», ha indicado, recalcando en casi todas las reuniones de la Junta de Portavoces pide a todos los grupos que «guarden el decoro parlamentario», no «sean agresivos» y no «insulten».

Ante la petición de que ordene retirar del Diario de Sesiones algunos comentarios, la presidenta ha subrayado que «lo importante» no es si algunas palabras se meten entre corchetes en una publicación, sino que no se digan. «Yo no tengo una bola mágica para saber cuando va a insultar un diputado para quitarle la palabra», ha apuntado, dejando claro que, en todo caso, siempre va a respetar el principio fundamental de que los «representantes del pueblo» tienen derecho a la «libre expresión». Eso sí, ha pedido a todas sus señorías que reflexionen sobre el modo en que se expresan y sobre el ejemplo que dan con determinados comportamiento y expresiones a la ciudadanía.

«Hay una tensión demasiado desaforada y a veces nos falta buena educación», ha censurado, añadiendo que «los insultos y las faltas de respeto debilitan los argumentos de quienes los usan». También ha hecho un alegato en favor del diálogo y la búsqueda de acuerdos tanto entre los grupos políticos como con la sociedad civil.

En este punto ha agradecido la presencia en el desayuno de los secretarios generales de UGT, Pepe Álvarez, y CC.OO, Unai Sordo. También han acudido la ministra de Educación y Portavoz del Gobierno, Pilar Alegría; la ministra de Sanidad, Mónica García, y la presidenta del PSOE, Cristina Narbona, entre otros. Armengol también ha puesto en valor lo que ha supuesto el uso de las lenguas cooficiales en la Cámara: «El Congreso es infinitamente mejor hablando las cuatro lenguas. Es maravilloso oír a nuestros representantes públicos en nuestras lenguas, eso hace más España», ha aseverado ante quienes «van con la bandera» y enarbolando constantamente la Constitución.

Y es que, para Armengol, cosas como escuchar catalán, gallego y euskera en el Congreso es lo que «une» al país, mientras que lo que lo «rompe es no respetar las diferencias, no ver la realidad de España ni el respeto que se tiene que tener por las lenguas en las que piensan, sienten y aman millones de personas que son españolas». En este sentido, ha desvelado que una joven gallega le reconoció hace unos días que escuchar su lengua materna en el Congreso había sido lo mejor que le «había pasado en mucho tiempo» para «conectar con la política».

Además, ha destacado que ella misma se expresa «mejor» en catalán porque es la lengua en la que piensa y ha mostrado su deseo de que escuchar los idiomas cooficiales pueda servir para que haya más gente que los quiera aprender. «Es el patrimonio de un pueblo y hay que protegerlo», ha recalcado. Por otra parte, preguntada sobre si es partidaria de reformar el Reglamento del Congreso, Armengol ha reconocido que las normas de la Cámara, que datan den 1982, deben ser actualizadas por ejemplo para agilizar los debates.

Por lo pronto, se está trabajando en una adaptación del Reglamento al lenguaje inclusivo de un texto en el que «sólo se habla en masculino», obviando la existencia de las diputadas. A su juicio, hasta ahora se han ido «poniendo parches» con reformas puntuales, pero el Reglamento debe ser sometido a una modificación «integral» que espera pueda abordarse en esta legislatura. Y también ha confesado que le «gustaría mucho» que la Cámara pudiera reconocer pronto al Estado palestino, si bien ha recalcado que eso no depende de ella.

Por último, preguntada sobre la sentencia del Tribunal Constitucional que dio la razón al ex diputado de Podemos Alberto Rodríguez que fue despojado de su escaño en aplicación de una condena impuesta por el Supremo, Armengol ha evitado entrar en polémica por una decisión que la Mesa que presidía la también socialista Meritxell Batet, a la que ha elogiado política y personalmente. En su opinión, esta sentencia demuestra que «la separación de poderes funciona».