La presidenta del Congreso Francina Armengol participa en la Conferencia Interparlamentaria para la Política Exterior y de Seguridad Común y la Política Común de Seguridad y Defensa (PESC/PCSD) celebrado en Madrid este lunes. | ZIPI

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La presidenta del Congreso, la socialista Francina Armengol, ha apostado por mantener una cooperación «activa» con la OTAN pero, eso sí, sin renunciar a una política de defensa europea propia con capacidad para dar una respuesta «autónoma» a las nuevas amenazas de la seguridad. Así lo ha puesto de manifiesto durante su discurso de inauguración de la Conferencia interparlamentaria para la Política Exterior y de Seguridad Común y la Política Común de Seguridad y Defensa de la Unión Europea que se celebra este lunes en Madrid, en el marco de la Presidencia española de la UE.

Armengol ha señalado que Europa debe tener «una voz propia» en el mundo en materia de defensa que le permita definir sus socios y alianzas para subrayar la importancia de que el aumento del gasto en defensa nacional se dirija a proyectos compartidos para garantizar la interoperabilidad. La tercera autoridad del Estado sostiene que España ha asumido la Presidencia del Consejo de la UE en un momento en que Europa se enfrenta «a la mayor amenaza a su seguridad de las últimas décadas», como es la invasión «ilegal» de Rusia a Ucrania que, ha lamentado, «ha traído de nuevo la guerra a las puertas de Europa».

«Aún falta para una verdadera Europa de la defensa»

Es por ello que, según Armengol, la defensa europea se sitúa frente al «enorme» desafío de desarrollar capacidades propias fuera del ámbito de influencia de la OTAN, sobre todo después de que la guerra en Ucrania «paradójicamente» haya provocado «lo contrario», al «reforzar» la dependencia militar europea. Este extremo evidencia, a su juicio, que «aún falta para una verdadera Europa de la defensa». La presidenta del Congreso ha defendido que el concepto de autonomía estratégica abierta que la Presidencia española ha situado como uno de los ejes prioritarios del semestre pretende buscar soluciones a estas «carencias».

En este punto, ha abogado por que la UE apueste por alcanzar una capacidad autónoma de respuesta a las crisis y de resolución de los conflictos internacionales compatible con la defensa clásica de la OTAN y las defensas nacionales, y por establecer alianzas estratégicas fiables con América Latina, África o la región del Indo-Pacífico. Durante su alocución, la presidenta de las Cortes Generales ha hecho referencia también a las crisis energética, alimentaria y de seguridad digital que ha traído consigo la crisis de la seguridad europea derivada de la guerra de Ucrania.

Concretamente, en el ámbito de la seguridad energética, Armengol ve clave mantener «a largo plazo» una línea estratégica cuyo horizonte sea «la descarbonización de todos los sectores de la economía, la reducción de la dependencia de países fuera de la UE, la diversificación de las fuentes de abastecimiento y el fomento de las energías renovables y limpias para combatir el cambio climático y proteger el medio ambiente». Una estrategia esta que exige además, en opinión de Armengol, invertir en «industrializar Europa» para tener fuentes propias de suministro con el objetivo de alcanzar «la también necesaria autonomía económica de la Unión».

Debe «completarse» el pacto de migración y asilo

También considera «muy relevante» la apuesta por la transformación digital para hacer frente a desafíos como la ciberseguridad, la ciberdelincuencia, el acceso a una infraestructura segura de 5G, la desinformación o la inteligencia artificial, objetivos todos ellos a los que se dirigen las nuevas directivas de servicios digitales y de mercados digitales de la UE. Armengol también ha puesto de relieve la necesidad de completar el Pacto de migración y asilo para dar una respuesta «efectiva» a la gestión de las crisis humanitarias provocadas por los flujos migratorios.

La presidenta del Congreso no ha querido concluir su discurso sin aplaudir la activación de la directiva de protección temporal para los que huyen de la guerra, pero considera que «hay que afrontar una planificación más global». Y, en este punto, ha urgido a dar «un lugar preeminente» a la perspectiva de la igualdad de género en el análisis de las consecuencias de la guerra por ser «especialmente crueles con las mujeres y las niñas».