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Las exponenciales subidas del precio de la luz en el mercado mayorista, coincidiendo con la ola de frío que ha azotada la Península durante la última semana, y su efecto directo en el encarecimiento del recibo de la luz del consumidor, han hecho que se cuestione la manera de fijar los precios de la electricidad.

Para el director de la compañía Próxima Energía, Jorge Morales de Labra, esta situación no es un problema exclusivo de España, ya que se repite en muchos mercados eléctricos en Europa (más de 20) y en el resto del mundo. «Las reglas mayoristas son estas», asegura y considera muy difícil que vayan a cambiar en los próximos 10 o 20 años.

Aunque las normas no vayan a modificarse, Morales de Labra apunta algunas medidas que podrían evitar estos movimientos del mercado: «Un buen ejemplo lo tenemos en Francia, cuya producción nuclear está garantizada a un precio fijo, lo que evita vaivenes que incrementen la factura de la luz».

En el mercado español cree que se podría hacer lo mismo con las centrales hidroeléctricas, nucleares y el resto de renovables, además de apostar por tecnologías de almacenamiento «que ayuden a cubrir las horas puntas nocturnas con la energía solar que nos sobra durante el resto del día».

Para el profesor del departamento de Economía y Finanzas de Esade, Pedro Aznar, es necesario entender que el mercado mayorista se negocia cada día «por interacción de la oferta y la demanda, y en función de lo que ocurre con ellas, el precio sube».

Pese a ello, Aznar señala que el Gobierno tiene cierto margen para influir en el precio de la luz tanto a corto como a largo plazo, por ejemplo, bajando los impuestos.

«Es importante recordar que una parte muy importante de la factura que recibimos tiene que ver con impuestos, y el Gobierno es quien fija los tipos impositivos y puede, por ejemplo determinar un tipo impositivo menor para un cierto consumo básico de energía», añade.

En el largo plazo, Aznar asegura que todo lo que sea fomentar la competitividad en el mercado energético propiciará precios más competitivos para los consumidores.

Sobre la posibilidad de intentar nacionalizar de alguna forma la producción eléctrica, el profesor de Economía Financiera de la Universidad Francisco de Vitoria, Manuel Monge, cree que podría ser contraproducente.

«En el supuesto de la nacionalización, ¿quién pagaría la fiesta? Si se pone un precio artificial que esté por debajo y no cubra los costes, no quedaría otra que financiar ese déficit vía impuestos. Si no se permite que el mercado sea competitivo y se premie la eficiencia en la producción, estaremos premiando a los que no hacen los deberes. Es decir, la ineficiencia», explica.

Por ello, Monge apuesta por la innovación y la tecnología en fuentes de energías limpias, que ya lograron «que se alcanzase el precio medio más bajo en los últimos 15 años».