Un guardia civil da el alto a un conductor.

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Los excesos de velocidad siguen siendo un continuo en las carreteras españolas, sobre todo en las convencionales donde el máximo es, generalmente, de 90 kilómetros por hora.

Este problema está siendo abordado por la Dirección General de Tráfico tanto desde la concienciación como desde la vigilancia y el control de las carreteras, con las correspondientes sanciones a aquellos vehículos que exceden los límites máximos de velocidad.

Pero pese a estos esfuerzos, los viajes de verano aumentan las infracciones de este tipo y más este año, ya que al haber un volumen de vehículos más bajo los conductores perciben una falsa sensación de seguridad que les impulsa a correr más.

Durante la última camapaña de vigilancia y velocidad que realizó la DGT la semana pasada, más de medio millón de vehículos, 550.267, han sido controlados por las autoridades. De este total, 28.969 conductores resultaron infractores y fueron denunciados por exceso de velocidad. Al 27% de ellos (7.951) se les notificó la denuncia en el momento

El dato más alarmante es que ha habido un total de siete infractores que han sido puestos a disposición judicial ya que superaron el límite de velocidad en 80 kilómetros por hora, poniendo así en grave riesgo su seguridad y la del resto de conductores.

Este exceso es un delito registrado en el Código Penal, mientras que la infracción por debajo de los setenta kilómetros por hora por encima del límite se castiga con una multa de hasta 600 euros.

La velocidad media a la que circulaban el resto de conductores denunciados fue de 111 km/h, lo que supone 21 kilómetros por encima del límite genérico permitido en las vías convencionales.

Este tipo de carreteras son las que más accidentes registran y es por eso que también concentran el grueso de la vigilancia. Esta semana pasada, un 61% de las infracciones multadas tuvieron lugar en este tipo de vías.