El presidente del Gobierno y líder del PSOE, Pedro Sánchez, participa en el mitin del candidato socialista a la presidencia de la Xunta, Gonzalo Caballero, celebrado este sábado en el Jardín del Posío de Ourense. | Brais Lorenzo

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quiere retomar las conversaciones con la Generalitat en la mesa de diálogo este julio, si bien advierte «un contexto difícil en Cataluña, puesto que se está generando una situación claramente preelectoral».

En una entrevista este domingo en 'La Vanguardia', ha defendido «abordar problemas que desgraciadamente han devenido en estructurales por la falta de voluntad política, como es en este caso la crisis política en Cataluña, que tiene una derivada de convivencia».

Plantea hacerlo fijando primero un marco que parta de la legalidad, para luego alcanzar «un acuerdo político que tendrá que ser, lógicamente, refrendado por la sociedad catalana en una votación».

Al preguntársele sobre un posible indulto a los condenados por el 1-O, ha respondido: «En la política penitenciaria las medidas de gracia están claramente definidas en nuestra jurisdicción y también en los actores jurisdiccionales».

Además, ha destacado que la política es «dinámica y es evidente que la prioridad ahora mismo del conjunto de la sociedad española, y también de la sociedad catalana, es la crisis económica», y ha destacado que el Gobierno ha destinado 16.000 millones de euros a un fondo para atender las necesidades de las autonomías por la COVID-19.

Al preguntársele cómo afecta al Estado la polémica sobre el Rey emérito, Juan Carlos I, ha asegurado que en España «no existe la impunidad» y ha rechazado literalmente que actores externos al ámbito fiscal quieran erigirse en fiscales y jueces.

«Lo importante es que dejemos a la justicia trabajar y respetemos su independencia. Lo que puedo decir es que la relación que mantengo con el rey Felipe VI es de extrema cordialidad», ha afirmado.

Para Sánchez, «la gran lección de esta pandemia, tanto en España como en Europa y otras zonas del mundo, es que Occidente llegó tarde», aunque ha sostenido que muchas fuerzas políticas no hubieron apoyado declarar la alarma antes.

Ha defendido que la gestión del Gobierno se ha basado en cinco principios: ciencia, coordinación con los gobiernos autonómicos, cogobernanza («no ha habido recentralización»), respeto a la Constitución y transparencia.

«Se ha engrasado una cultura de cooperación, que reivindico. Por primera vez el presidente se ha reunido en más de catorce ocasiones con todos los presidentes autonómicos», ha dicho.

Ha criticado, en cambio, «la estrategia de acoso y derribo de la derecha al Gobierno de coalición ha fracasado», a quienes ha acusado de utilizar la epidemia para intentar derrocar al Gobierno.

Preguntado por la compatibilidad del pacto con Cs y la alianza entre el PSOE y Unidas Podemos, ha defendido que el acuerdo de Gobierno «no está en cuestión», y que ahora ganan vigencia algunos elementos centrales de ese acuerdo, como la transición digital, la transición ecológica y respuestas sociales inclusivas, con el ingreso mínimo vital como paradigma.

«A partir de aquí, ha habido un cambio de actitud por parte de algunos actores políticos, singularmente Ciudadanos. Entiendo que este partido ha visto que la estrategia de alineación total con el Partido Popular y Vox le llevaba a quedarse sin espacio», ha dicho.

En clave económica, ha defendido reducir la desigualdad en el mercado interior europeo: «Creo que Europa debe salvar a Europa. Lo que está en riesgo ahora mismo es el mercado único», para lo que ha pedido aprobar el fondo de recuperación en el que trabaja la Comisión Europea.

Preguntado por si el acuerdo sobre este fondo está cerca, ha dicho: «Nos quedan semanas por delante, difíciles, complejas, pero yo estoy convencido de que estamos dando pasos inéditos, en la buena dirección».

Y sobre si el Gobierno planteará una subida de impuestos, ha explicado que las ayudas por el coronavirus se están financiando ahora con deuda y gasto público: «Esto no es sostenible ni en el medio ni en el largo plazo».

«Si ya teníamos una carencia estructural en cuanto a la forma de financiarlo con recursos propios, es decir, a través de impuestos, tendremos lógicamente que plantear una mejora de nuestro sistema impositivo», ha afirmado.