GRAF2075. BARCELONA, 17/10/2019.- Los Mossos dEsquadra durante los altercados tras la concentración convocada por los CDR bajo el lema "Olimpiada Republicana", este jueves en Barcelona. EFE/Toni Albir Disturbios tras la concentración "Olimpiada Republicana" en Barcelona | Toni Albir

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La lluvia de críticas a los Mossos d'Esquadra por su gestión de los disturbios de los últimos días, incluso desde el Govern y el presidente del Parlament, ha causado malestar en la cúpula del cuerpo, que cree que en Cataluña sólo cuentan con el apoyo del conseller de Interior, Miquel Buch.

Según fuentes policiales, la cúpula de los Mossos es partidaria de que Buch, cuya destitución han pedido varios sectores del independentismo, se mantenga al frente de la consellería, no solo porque sienten que es su único apoyo en el Govern, sino porque creen además que su cese podría dar pie a la aplicación de la Ley de Seguridad Nacional por parte del Gobierno.

Los choques de los últimos días entre agentes de los Mossos y manifestantes en movilizaciones promovidas por los CDR han agudizado las discrepancias entre JxCat y ERC y han puesto en evidencia la diferente respuesta del presidente catalán, Quim Torra, y del conseller de Interior, Miquel Buch.

Tras los disturbios de los últimos días en Barcelona y otras ciudades catalanas, la cúpula de los Mossos ha cerrado filas con Buch, cuestionado por varios sectores del independentismo y que hoy ha asegurado que se siente con el «suficiente apoyo» para seguir al frente del departamento en estos días «complejos».

Las fuentes han destacado que Buch no ha interferido en las decisiones de los mandos policiales y ha separado desde el primer momento la parte política de sus atribuciones de la operativa.

La cúpula de los Mossos, según las fuentes, también agradece el apoyo público que están recibiendo desde el principio por parte del ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, que en sus intervenciones públicas siempre ha elogiado la buena coordinación entre la policía autonómica, la Policía Nacional y la Guardia Civil ante los disturbios en Cataluña.

De hecho, los Mossos también ensalzan su colaboración con Policía Nacional y Guardia Civil, que están integradas en el centro operativo (CECOR) y que han intervenido ante la simultaneidad de protestas y de incidentes registrados esta semana en toda Cataluña.

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Al CECOR, situado en las dependencias de la consellería de Interior, ha acudido este viernes también el Fiscal Superior de Cataluña, Francisco Bañeres, que estos días ha estado en contacto permanente con los responsables policiales, con los que mantiene una gran sintonía sobre cómo abordar la respuesta judicial a los disturbios, según las fuentes.

Por el contrario, en los Mossos no han sentado nada bien algunas críticas a la actuación policial cuando los operativos aún seguían abiertos, como las que anoche formuló el presidente del Parlament, Roger Torrent, de ERC, que pidió responsabilidades porque un grupo de ultras agredió a un independentista sin que la policía catalana lo impidiera.

Según las fuentes, los Mossos lamentan que este tipo de críticas desde sectores institucionales y de algunos partidos catalanes, entre ellos algunos que integran el Govern, se estén haciendo sin esperar a tener suficientes datos para valorar el conjunto del dispositivo y escuchar las explicaciones de la policía.

Los operativos sobre el terreno han constatado en los disturbios un nivel de agresividad contra la policía sin apenas precedentes en España, en el que algunos de los alborotadores no sólo no rehuyen, sino que buscan el cuerpo a cuerpo directo con los agentes.

Se trata de un grupo de unas 2.000 personas, entre ellas anarquistas establecidos hace años en Barcelona procedentes de la «triple alianza», griega, francesa e italiana, a los que también se han sumado algunos anarquistas de Alemania.

Con un reducido grupo que lleva la batuta, los alborotadores actúan con un nivel de organización muy elevado, buscando hostigar a la policía, con preparación y equipamiento individual de guerrilla: comunicaciones por radio, material antidisturbios, ropa táctica y piezas de ropa para cambiarse y dificultar su identificación.

Y todo ello, según las fuentes, con una estrategia de fondo: intentar dispersar la respuesta operativa de la policía, fragmentando los puntos de conflicto y alargar los disturbios el máximo tiempo posible para crear cuanto más desgaste mejor.

Según las fuentes, los alborotadores han dado un salto en el tipo de elementos de ataque que utilizan, hasta llegar a arrojar cristales con producto químico abrasivo o disparar pirotecnia contra un helicóptero policial que sobrevolaba la zona, además de lanzar cócteles molotov.
Frente a ello, las fuerzas policiales disponen de instrumentos antidisturbios que prevén ir utilizando de forma gradual en función de como evolucionen los incidentes en los próximos días.