Imagen tomada de la señal institucional del Congreso de los Diputados del ex secretario general del PP Francisco Álvarez Cascos, durante su comparecencia, en la que ha estado acompañado por el presidente de la Comisión, Pedro Quevedo y la vicepresidenta Beatriz Escudero. | Efe

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El exsecretario general del PP Francisco Álvarez-Cascos ha garantizado este martes en el Congreso que «jamás» supo de la existencia de una caja B o que adjudicara obra pública a cambio de comisiones, en una comparecencia marcada, una vez más, por un incidente protagonizado por el portavoz de ERC, Gabriel Rufián.

En su comparecencia ante la comisión que investiga la supuesta financiación irregular del PP, Cascos ha asegurado que nunca conoció «nada ajeno a la contabilidad oficial del PP» ni «ninguna actividad merecedora de reproches».

Ha calificado de intachable el comportamiento de los extesoreros del partido Rosendo Naseiro y Álvaro Lapuerta y ha negado de forma tajante que tenga cuentas en paraísos fiscales, que recibiera cantidades de Luis Bárcenas o que hubiera dinero que no se ingresara en las cuentas o no se metiera en la contabilidad oficial.

El también exministro de Fomento considera inverosímil que desde su cargo pudiera favorecer a la constructora Hispánica pese a que el exdirectivo de la empresa Alfonso García Pozuelo -que hoy se ha negado a responder a las preguntas de la comisión- reconociera en su día haber pagado comisiones al cabecilla de la trama Gürtel, Francisco Correa, a cambio de adjudicaciones.

«Son falsas por inverosímiles esas acusaciones», ha insistido Cascos, que cree que las conclusiones de la Fiscalía y el Tribunal se basan en meras conjeturas.

Lo que sí ha reconocido es que recibió una remuneración legal del partido por su cargo de secretario general -mediante transferencia o cheque nominativo-, sueldo que incluyó siempre en su declaración de la renta y que dejó de percibir en 1996, una vez que entró en el primer Gobierno de José María Aznar.

En una larga comparecencia, Cascos ha aprovechado para cuestionar los «procesos inquisitoriales» contra el PP y ha arremetido contra el PSOE por causar un «grave perjuicio» a la institución parlamentaria con este tipo de comisiones.

Ha recordado que el PP, cuando tenía mayoría en el Congreso, nunca pidió una comisión de investigación sobre los casos de corrupción que afectaron al PSOE, ni planteó llamar a comparecer a Felipe González o a Alfonso Guerra.

Reproches también de Álvarez Cascos en su cara a cara con el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, que ha acabado en un rifirrafe, con cruce de insultos incluido, entre el diputado republicano y la 'popular' Beatriz Escudero.

El incidente ha comenzado cuando el exvicepresidente del Gobierno ha acusado al independentismo catalán de practicar un «apartheid» y de infringir los derechos humanos todos los días.

Como respuesta, Rufián ha sugerido que Cascos estaba defendiendo la «bandera del pollo», palabras de las que se ha quejado de inmediato Escudero, vicepresidenta de la comisión, a la que Rufián, a su vez, ha llamado «palmera».

Nueva protesta de la diputada y revuelo en la comisión hasta que Escudero ha estallado y ha espetado a Rufián: «No me guiñes el ojo, imbécil».

Tras quejarse de la actitud «sexista» de Rufián, y el escaso apoyo de las diputadas del resto de los grupos, Escudero se ha levantado de su asiento y ha abandonando la sala junto a algunos de sus compañeros.

Minutos después y terminado su interrogatorio a Álvarez Cascos, Rufián se ha dirigido al presidente de la comisión, Pedro Quevedo, para manifestarle su queja por el insulto de Escudero.

Según el diputado catalán, parece que en la comisión «hay barra libre» y ha añadido que si lo hubiera dicho él, habría sido expulsado.

No obstante y a instancia de Quevedo -que ha lamentado que Rufián siempre acabe liando un «pollo»- el portavoz de ERC ha retirado el apelativo de «palmera» que dirigió a la diputada del PP.

Tras el incidente, el PP ha anunciado que solicitará el amparo de la Mesa del Congreso y de su presidenta, Ana Pastor, en defensa de su diputada que, a lo largo del pleno del Congreso, también ha recibido el apoyo de sus compañeros.

Un pleno que este martes ha acordado la prórroga durante otros cuatro meses de los trabajos de la comisión de investigación, algo criticado por el PP, que ve mero interés electoral en este nuevo plazo.

El planteamiento es que hacia el mes de febrero, un mes antes de que expire la comisión en marzo, los grupos comiencen a redactar el dictamen con las conclusiones.

En este tiempo, está previsto que la comisión continúe con su ronda de comparecencias, entre las que teóricamente todavía está pendiente la de Mariano Rajoy.